Empresas Premium
El informe, elaborado por el IESE en colaboración con Deloitte, evalúa el potencial de 25 grandes ciudades para el sector de alimentación y bebidas. Como tendencia, destaca una creciente clase media que exige información sobre la procedencia y composición de los alimentos y opciones de comida rápida saludable y de calidad.
Las grandes ciudades constituyen el mejor campo de pruebas para acceder a mercados internacionales en el sector de la alimentación y bebidas. Así lo afirman los autores del Valdemecum on Food & Beverage Markets 2017 del IESE con la colaboración de Deloitte y expertos locales.
La quinta edición de este informe, liderado por el profesor del IESE Jaume Llopis, junto a Fernando Pasamón, socio responsable de la industria de Consumo y Distribución de Deloitte, y Julia Gifrá, analiza el clima socioeconómico de 25 grandes ciudades. Entre las tendencias globales, se encuentra un incremento de la clase media, que exige información sobre la procedencia y composición de los alimentos, además de la demanda de opciones de comida rápida saludables, sostenibles y de calidad, y la irrupción de los millenials en el mercado.
El estudio -se presentará este jueves 8 en Barcelona- señala que en España, los expertos subrayan las oportunidades que presenta el turismo en Madrid y Barcelona para el sector de alimentación y bebidas, por ejemplo la elaboración de platos locales, muy populares entre los extranjeros, con productos ecológicos.
Las ocho ciudades europeas analizadas -Barcelona, Berlín, Frankfurt, Londres, Madrid, Milán, Moscú y París- muestran un interés creciente por los productos ecológicos, sostenibles y de conveniencia. Además, los urbanitas europeos demuestran estar a la vanguardia en cuanto a las nuevas tecnologías como herramienta para la compra de alimentos. En concreto, Berlín, Milán, París y Londres muestran una demanda creciente de soluciones de pedidos online.
La creciente presencia de millennials en el mercado (los nacidos entre 1980 y 2000) está teniendo también un efecto significativo en las tendencias de consumo de alimentos. En Asia, por ejemplo, los mercados de Pekín y Shanghái se están adaptando a los hábitos de compra de esta generación, de mayor poder adquisitivo y con un creciente interés en alimentos importados. Como consecuencia, se están abriendo nichos de mercado en comida exótica y de alta calidad.
Sin embargo, la población millennial no es la única que abre el camino para nuevos mercados dentro de la industria. En Hong Kong, Seúl y Tokio destaca también la oportunidad de atender las necesidades nutricionales de la población de más edad, cada vez más numerosa.
En ciudades como Bogotá, Ciudad de México o Lima, todavía existe una gran desigualdad, donde convive un creciente mercado del lujo con un mercado de bajo coste de gran tamaño. Este último es muy sensible al precio, con una gran demanda de marcas económicas y tiendas de descuento.
En el caso de Lagos (Nigeria), es necesario tener en cuenta las necesidades de gran cantidad de población de renta baja, que se ciñe a las marcas de confianza y tiende a comprar productos en envases pequeños, debido a las limitaciones de efectivo, o packs de tamaño familiar. Las empresas más audaces ofrecen gangas a estos segmentos de consumidores para consolidar su posición ante la previsible mejora económica de este mercado.