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La Asociación VIP Val Venosta celebra el Día Internacional de las Montañas, declarado por las Naciones Unidas, haciendo un homenaje al Valle Venosta, unas 5.200 hectáreas formadas por un ecosistema donde insectos, animales y vegetación natural proliferan. A los pies de los Alpes se cultivan las manzanas que están presentes en las despensas de los europeos con técnicas arraigadas en la tradición y respetuosas con el medioambiente.
La Asociación de Cooperativas Hortofrutícolas de Val Venosta quiere hacer un homenaje en este día que hoy se conmemora recordando la importancia para el planeta de estos ecosistemas ricos en biodiversidad que albergan un gran número de especies de fauna y flora y que por su topografía ofrecen oportunidades únicas para los cultivos, la horticultura, el ganado y especies forestales.
Este es el caso del Valle Venosta, situado a los pies de los macizos montañosos de los Alpes italianos de Ötzal y Ortler que custodian sus campos de frutas y manzanas situados entre los 500 y 1.000 metros de altitud. Donde sus agricultores no escatiman esfuerzos y desarrollan un modelo de fruticultura entre las fuertes raíces de la tradición y la modernidad para cultivar la gran mayoría de las manzanas que entran en las despensas de los europeos. Utilizando técnicas como el cultivo integrado y ecológico se favorece la conversión de los campos en hábitats naturales en los que nacen las Manzanas Val Venosta y BIO Val Venosta, el mayor productor europeo de manzana biológicas.
La asociación de cooperativas trabaja para convertir a esta zona de los Alpes en la más sostenible de Europa. Su microclima ideal se une al entusiasmo y empeño de estos agricultores para conseguir que en este valle alpino crezcan manzanas de alta calidad en armonía con la naturaleza. Este respeto al ecosistema se plasma en medidas sencillas pero efectivas, que consiguen devolver el equilibrio natural a este entorno, poniendo de manifiesto que la calidad de los cultivos es compatible con una decidida apuesta por la sostenibilidad, señalando que otro concepto de agricultura es más que posible.
Bautizadas como El Paraíso de las manzanas, las 5.200 hectáreas que trabajan los 1.700 agricultores de la asociación de cooperativas de Val Venosta fomentan en sus campos el mantenimiento de un ecosistema en el que insectos, animales y vegetación natural prolifera. En la que hasta 50 tipos de plantas conviven en sus huertos de manzanos, donde los agricultores invierten tiempo y esfuerzos extra en su jornada laboral para amontonar piedras y plantar hasta 15 kilómetros de setos que ofrecen cobijo, alimento y buenas condiciones de desarrollo a más de 4.000 animales. Genuinos hábitats naturales que favorecen la naturalidad de los cultivos y la reducción de productos fitosanitarios.
Por ejemplo, la presencia en los huertos de maleza, de matorrales y setos ofrece a los erizos una casa perfecta donde encontrar escondite, pero también alimento en los pequeños reptiles e insectos que abundan entre las ramas. Entonces se produce la maravillosa simbiosis: estos setos y erizos permiten a los agricultores reducir la dispersión de productos fitosanitarios para el control de plagas en los cultivos.