17 de octubre, 2017
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1 de cada 4 hogares hay algún miembro de la familia que sufre alergia o intolerancia hacia alguna comida. La incidencia es aún mayor entre los niños, según un estudio realizado por Nielsen.

Las reacciones del cuerpo ante la intolerancia a algún alimento pueden ir desde las diarreas, dolor abdominal, sobrepeso, fatiga crónica, erupciones en la piel, inflamación de las articulaciones, tos o picores. Los problemas digestivos son cada día más comunes, multiplicándose cada año el número de personas que padece alguna alergia o intolerancia alimentaria. De hecho, en 1 de cada 4 hogares españoles algún miembro de la familia lo sufre y más aún los niños, según se extrae de las conclusiones del estudio ‘Consumidor sensitivo’ realizado por Nielsen.

¿Por qué se originan estas alteraciones en el sistema digestivo? Se desconoce exactamente qué puede producirlas, pero sí que se ha analizado que algunos factores psicológicos, endocrinos y ambientales pueden influir de manera significativa. Además, algunos estudios señalan que el uso excesivo del Diclorofenol, compuesto químico usado en pesticidas aplicados en frutas y verduras para controlar plagas y la cloración del agua, podrían estar vinculados al aumento de las alergias alimentarias.

En concreto, entre un 30 y un 50% de los españoles tienen intolerancia a la lactosa, según la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), mientras que cerca de 500.000 personas en nuestro país no toleran el gluten, aunque al menos un 75% está todavía sin diagnosticar, según la Federación de Asociaciones de Celíacos de España (FACE).

Coincidiendo con la celebración del Día Mundial de la alimentación, Orizont, la aceleradora agroalimentaria de Sodena, ha elaborado un decálogo a seguir para tratar las intolerancias alimentarias, entre ellos destacamos:

  • Después de consultar con el médico, se debe poner en marcha una dieta personalizada en la que se elimine el componente causante de la alergia o intolerancia. La industria agroalimentaria está desarrollando a toda velocidad productos alternativos como leche o lácteos sin lactosa; pasta, panadería o bollería sin gluten e, incluso, mermeladas sin fructosa.
  • Revisar siempre las etiquetas. Es imprescindible comprobar uno a uno cada alimento que compramos para asegurarnos de que no contiene entre sus ingredientes ese alérgeno o sustancia intolerante. Muchas personas se sorprenden al encontrar determinados ingredientes en algunos productos, incluso en medicamentos.

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