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Victoria Albiñana, responsable de relaciones institucionales y asuntos públicos en Too Good To Go en España, habla con Retail Actual sobre cómo el adelanto electoral ha pospuesto la aprobación definitiva del Proyecto de Ley de Prevención de las Pérdidas y el Desperdicio Alimentario.
El pasado 11 de mayo se aprobó en el pleno del Congreso la Ley de prevención de las pérdidas y el desperdicio alimentario, dando paso a su tramitación en el Senado. Se trataba de la primera ley a nivel nacional para poner freno a las cifras de desperdicio de alimentos en nuestro país. Sin embargo, el adelanto electoral hoy anunciado ha dejado en el aire su luz verde definitiva y habrá que esperar si el nuevo gobierno resultante de las urnas decide iniciar de nuevo este proyecto legislativo.
Solo en España se tiran más de 7,7 millones de toneladas de comida cada año, lo que suponen más de 250 kg cada segundo. Con esta iniciativa legislativa, se había conseguido un compromiso de país de hacer frente a estas cifras y posicionarnos como el tercer país de la UE que aprueba una ley nacional que busca implicar a todos los operadores de la cadena de valor. Además, marcaba la dirección a seguir a todos estos operadores y a los consumidores, dando visibilidad a un problema que a día de hoy representa el 10% de las emisiones globales de CO2 y el desaprovechamiento de grandes cantidades de recursos naturales necesarios para la producción de estos nuevos alimentos.
La norma que ahora hace decaer el adelanto electoral recogía cuestiones de importancia, como una jerarquía de prioridades, la necesidad de contar con planes de prevención, la conveniencia de firmar un convenio de donación, o indicar buenas prácticas a seguir con respecto a cuestiones tan importantes como la fecha de consumo preferente.
Además, desde nuestra entidad estábamos muy satisfechos ya que el texto aprobado en el Congreso incluía algunas de las cuestiones que pedíamos desde Too Good To Go a los grupos parlamentarios. Cabe recordar, que Too Good To Go ya ha salvado los 13 millones de packs. Esto equivale a más de 13.000 toneladas de comida no desperdiciadas y más de 32.500 toneladas de CO₂ evitadas
Este proyecto de ley atendía la obligación de considerar, en primer lugar, a la prevención de las pérdidas y el desperdicio alimentario para evitar la generación de excedentes. Desde el principio, nosotros defendimos que esto era fundamental para abordar el desperdicio alimentario desde un punto de vista integral. El mejor residuo es el que no se genera.
También parece que sentaba las bases para poder fijar objetivos de reducción a nivel nacional y se extendía la cuantificación del desperdicio alimentario a lo largo de la cadena de valor, atendiendo a una petición que veníamos haciendo desde el principio y que permitirá dar seguimiento a la evolución de las cifras para avanzar de forma más eficaz hacia un país con menos desperdicio de alimentos. Y además, en línea a lo que solicitábamos, se incorporaba a la ley el deber de las administraciones públicas de promover que los agentes de la cadena incentiven la compra de productos con fecha de caducidad o de consumo preferente próxima a través de medidas promocionales de venta.
El anuncio de adelanto electoral ha dejado en tierra de nadie la tramitación de esta y otras muchas leyes por aprobar. Este proyecto de ley seguía la estela de otros países europeos y hacía que España se sumara a una tendencia marcada por la propia Comisión Europea, cuyas propuestas legislativas, según lo previsto, irán encaminadas hacia una mayor regulación del desperdicio alimentario. Esperamos que el nuevo equipo de gobierno resultante de las urnas retome el trabajo ya realizado puesto que se trata de una iniciativa que permitirá concienciar aún más a las personas y a todos los actores de la cadena de valor sobre la importancia y la necesidad de acabar con un problema como el del desperdicio alimentario.
Desde Too Good To Go, consideramos que se puede aprovechar esta circunstancia para mejorar algunos aspectos de la Ley, en caso de que el futuro gobierno decida volver a poner en marcha la tramitación de una norma a nivel nacional. Por ejemplo, abordar de forma más clara el asunto de las “fechas de consumo preferente”. A día de hoy, el etiquetado de fechas en los alimentos es responsable del 10% de toda la comida que se desperdicia en la Unión Europea, esto es, casi 9 millones de toneladas anuales. Países como Austria han optado por permitir la donación de productos con fecha de consumo preferente sobrepasada pero la ley que estaba en tramitación parlamentaria en nuestro país no contemplaba esta posibilidad.
Por otra parte, creemos firmemente que, para poder actuar de forma efectiva frente al desperdicio alimentario, es necesario contar con una información completa sobre las dimensiones del problema. Por ello, consideramos importante que en una futura ley se añada que los operadores de la cadena de valor asuman el compromiso de compartir, de forma periódica, los datos del desperdicio alimentario producido en cada uno de los eslabones.
Además, otra de las cuestiones que nos gustaría ver incluida en esa futura Ley son objetivos específicos de reducción de desperdicio alimentario que nos permitan avanzar de forma clara y continuada para su consecución. Así, el impacto sólo será real si conseguimos que el Plan Nacional contra el Desperdicio Alimentario que ya preveía la Ley, incorpore estos objetivos concretos. Y que se incluya nuestra definición de desperdicio alimentario, alineada con la definición que hay a nivel europeo con el fin de buscar la mayor coherencia posible.
En conclusión, esta ley debía suponer hito en nuestro camino como país hacia el cumplimiento de uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU: reducir a la mitad el desperdicio de alimentos para el año 2030. Por nuestra parte, nos ponemos a trabajar desde ya para que en la próxima legislatura con el nuevo Gobierno entrante se pueda poner en marcha un nuevo procedimiento legislativo en materia de desperdicio alimentario con el fin de conseguir una ley ambiciosa y eficaz en la lucha frente al despilfarro de comida en nuestro país. Debemos ser conscientes de que hay mucho trabajo por hacer y será tarea de todas las personas que participamos a lo largo de toda la cadena, así como del nuevo Gobierno y las Comunidades Autónomas, asegurarnos de que doblegamos las cifras del desperdicio alimentario.
