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Retail Actual publica en su número de diciembre una entrevista con Céline Pérez, directora de la feria Barcelona Wine Week 2025 (3 al 5 de febrero, Fira Barcelona). En tan solo cuatro ediciones celebradas, el salón ha logrado posicionarse como un escaparate internacional del vino español de calidad. Este año ocupará un segundo pabellón en Fira Barcelona.
RA. Vuelve una nueva edición de BWW. ¿Cuáles son las principales novedades que presenta la feria en 2025?
CÉLINE PÉREZ. Barcelona Wine Week 2025 se presenta como la edición de un nuevo récord. En tan solo cuatro ediciones celebradas, el salón ha logrado posicionarse como un escaparate internacional del vino español de calidad. Las novedades más destacables son:
• La ampliación del espacio: 2025 marcará un momento crucial en la trayectoria del salón que crece un 31% en extensión, con cerca de 10.000 m2 (+80% respecto a la primera edición en 2020). Por primera vez, el salón ocupará un segundo pabellón, lo que permitirá albergar a más de 1.100 bodegas de toda España (un 16% más que en 2024) y ofrecer una mayor variedad de vinos. Mantendremos los mismos sectores y formatos, garantizando un reparto equilibrado de la oferta en ambos pabellones, aumentando espacios de actividades y de restauración.
• El fortalecimiento del programa de compradores: para abrir nuevas oportunidades de negocio a los expositores, BWW ha incrementado su inversión para, en colaboración con ICEX, reforzar el programa Hosted Buyers, con el que selecciona e invita a grandes importadores y distribuidores de vinos de todo el mundo. Con este programa, el salón garantiza la asistencia de más de 700 compradores internacionales clave de países estratégicos, son 50 más que la edición anterior, entre ellos los destinos tradicionales europeos, pero también Estados Unidos, Canadá, China, México, Japón, Brasil, Colombia o Corea del Sur. A la vez, BWW invitará a un millar de compradores nacionales de la gran distribución, el comercio especializado y el canal horeca, las principales vías de distribución de la producción vinícola nacional.
• La firma de nuevas alianzas estratégicas: como novedad, esta edición hemos firmado un acuerdo de colaboración con Fedishoreca, la organización territorial que lidera la totalidad de la actividad de distribución a hostelería y restauración en España, que representa a más de 900 empresas y grandes grupos. Hemos implementado un programa VIP Buyer específico para perfiles de distribuidores de este colectivo. Adicionalmente, la reciente alianza con el Club Top F&B, exclusivo grupo compuesto por los más destacados profesionales, CEOs y directivos corporativos del F&B en España, en las principales cadenas hoteleras, garantiza la asistencia de los prescriptores hoteleros más importantes de España.
Por primera vez, la publicación Decanter participará en BWW, de forma que nuestros expositores tendrán la posibilidad de participar en Los Decanter World Wine Awards (DWWA) la competición de vinos más influyente y prestigiosa del mundo que ofrece a los productores una plataforma única para obtener visibilidad internacional. Por todo, es evidente que estamos construyendo un ecosistema de un altísimo valor para nuestros expositores.
RA. Este evento es un fiel reflejo de las tendencias que triunfarán este año en el sector de vinos. ¿Cuáles detectan?
Gracias al gran expertise de nuestro equipo organizador hemos podido afianzar un salón que además de ser generador de oportunidades de negocio también constituye un verdadero observatorio de tendencias.
Las que destacarán en nuestra oferta expositiva de 2025 son:
• Sostenibilidad: la demanda de vinos producidos de forma sostenible y respetuosa con el medio ambiente sigue en aumento. Los consumidores buscan vinos con certificaciones ecológicas y biodinámicas, y las bodegas están invirtiendo en prácticas agrícolas sostenibles.
• Vinos de baja intervención: existe una creciente tendencia hacia los vinos, elaborados con mínima intervención en bodega y sin aditivos. Los consumidores buscan vinos auténticos y con un carácter más expresivo del terroir.
• Vinos de bajo alcohol: la preocupación por la salud impulsa la demanda de vinos con menor contenido alcohólico.
• Vinos espumosos y rosados: estos estilos de vino han ganado popularidad en los últimos años y continúan creciendo.
• Digitalización: la digitalización está transformando el sector del vino, desde la producción hasta la comercialización. Las bodegas utilizan cada vez más herramientas digitales para gestionar sus procesos y llegar a los consumidores.
RA. ¿Cómo cree que actuará el consumidor en 2025, seguirá estas tendencias?
Es cierto que el consumo de vino a nivel mundial no crece y los hábitos del consumidor evolucionan, lo que representa un desafío para el sector y obliga a ser aún más competitivo e innovador. Los consumidores van mudando de hábitos y siguiendo tendencias, algunas se quedan y otras son más volubles y cambiantes.
A mi entender, en 2025 se espera que el consumidor:
- Priorice calidad sobre la cantidad: la ‘premiumización’ está al alza; los consumidores estarán dispuestos a pagar más por vinos de alta calidad y origen certificado.
- Sea más consciente de la sostenibilidad: elegirá vinos producidos de forma respetuosa con el medio ambiente.
- Mantenga un cambio en sus preferencias, sobre todo las generaciones más jóvenes, evolucionando hacia vinos más ligeros, frescos, que permiten experiencias de consumo más informales. Probablemente, se seguirán beneficiando en 2025 de ello los vinos blancos y los espumosos pero estoy segura que, en un futuro cercano, veremos tintos adaptándose también a estos nuevos hábitos.
- Experiencias únicas: valorará las historias detrás de los vinos y las experiencias sensoriales que ofrecen. El enoturismo sigue siendo una tendencia en auge, con visitas a bodegas, catas y maridajes.
- Tecnología para informarse y comprar: las app y las plataformas online serán herramientas fundamentales para descubrir nuevos vinos y realizar compras.
RA. Por último, no queremos olvidarnos de los afectados por la DANA, siendo el sector del vino un claro perjudicado.
La DANA causó pérdidas catastróficas en miles de hectáreas de cosechas y plantaciones. Los daños en viñedo en las localidades golpeadas son, sobre todo, físicos, con campos que incluso han desaparecido.
El agua azotó varios municipios dejando imágenes para la historia. La riada apagó nuestras palabras y ánimo, y también el de toda España. Pero la sorpresa que nos esperaba era una ola mucho más grande: la de la solidaridad. Paralelamente, bodegas, cooperativas y asociaciones ya están trabajando juntas para encontrar soluciones y reconstruir los viñedos.
A mi entender, es crucial el apoyo institucional; las administraciones deben proporcionar ayudas a los viticultores afectados. También, apoyar la promoción de los vinos de la región: destacar la calidad y el carácter único de los vinos de estas zonas.
