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La vida moderna y los malos hábitos que acompañan a los ritmos frenéticos actuales han normalizado conductas perniciosas para la salud, relacionadas con la alimentación, como no dedicar la atención y el tiempo suficiente al momento de la comida. Son comunes las escenas de personas que mastican cualquier cosa delante del ordenador, frente a la televisión o mientras van a toda prisa, de camino a cualquier parte.
La falta de consciencia sobre lo que estamos comiendo hace que los menús se repitan, optando por opciones fáciles de comer, aunque poco saludables. O que, de repente, descubramos que se ha acabado la bolsa de patatas fritas o el paquete de galletas que teníamos entre las manos. En parte, puede deberse a que teníamos un apetito voraz o a que los condimentos de estos alimentos segregan en nuestro cerebro hormonas que nos generan un placer del que no queremos desprendernos. Pero también hay otros condicionantes puramente biológicos, como la mecanización del acto de ingerir o que la aceleración del proceso impida que segreguemos y detectemos la leptina, hormona encargada de mandar al cerebro la sensación de saciedad, que se puede empezar a producir a los 20 minutos de iniciar la comida.
Las consecuencias adversas de este tipo de conducta van desde el aumento de peso, la obesidad, la subida de la tensión arterial y el colesterol o la diabetes a los trastornos alimentarios. Pero la corriente nutricional Alimentación Consciente es una manera de contrarrestar estos efectos nocivos para la salud, que se inscriben en la tensión cotidiana y que disminuyen nuestra calidad de vida, no solamente por las enfermedades que acarrean, también porque hacen desaparecer el placer que otorga el concentrar los cinco sentidos en lo que se está ingiriendo y disfrutar realmente de la comida.
“La Alimentación Consciente significa centrar nuestra atención completa y en todo momento en lo que vamos a comer. Se pone en marcha desde el momento en que elegimos los alimentos, cuando vamos a comprarlos y cuando los estamos preparando. Y, por supuesto, durante el proceso mismo de ingerirlos, fijándonos en los efectos que tienen en nuestro organismo”, explica Elisa Escorihuela, comunicadora y nutricionista que ha dirigido la jornada realizada que llevó a cabo VI.P (Asociación de Cooperativas Hortofrutícolas de Val Venosta) en el espacio Naked Concept.
Esta corriente nutricional echa mano del Mindful Eating, técnica derivada del Mindfulness que en 1979 desarrolló Jon Kabat-Zinn. Evidencia una reducción en el peso, transformaciones positivas en la conducta alimentaria y una disminución del estrés. Así pues, se demuestran beneficios tanto fisiológicos como psicológicos derivados de esta corriente nutricional. Al contrario que las llamadas calorías vacías (de gran aporte calórico, pero pobres en cuanto a nutrientes), una alimentación consciente, ponderada y natural ayuda a evitar picos de glucosa o irritabilidad derivados del exceso de excitantes artificiales. Además, facilita que las conexiones neuronales se mantengan más estables, gracias a un aporte de vitaminas, minerales, fibras, etc. rico y equilibrado.
A la hora de ponerla en práctica, “lo primero es saber diferenciar entre el hambre emocional y el hambre físico. La emocional aparece de repente, es súper intensa y nos hace querer algo ya, en ese momento, que generalmente no es una fruta ni una ensalada, sino un alimento generalmente bastante calórico, un caprichito. Sin embargo, el hambre físico aparece gradualmente y puede saciarse con una ensalada o un salmón a la plancha, mucho mejores a nivel nutricional”, añade Escorihuela. Es por ello que la Alimentación Consciente resulta beneficiosa para la población general y, especialmente, para quienes buscan perder peso o sufren trastornos alimentarios, como la anorexia y la bulimia, en los que un fuerte componente psicológico se asocia a la comida.
VI.P (Asociación de Cooperativas Hortofrutícolas de Val Venosta) ha realizado la jornada ‘Alimentación Consciente: Despierta tus sentidos’ dirigida por la comunicadora y nutricionista Elisa Escorihuela, que ha incluido una sesión de Mindful Eating ofrecida por la psicóloga Ksenia Ryzhkova, quien se ha basado en la manzana por sus propiedades nutricionales, así como por la capacidad de sus sabores, aromas y texturas a la hora de despertar los sentidos.