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Los supermercados de las empresas de Asedas, Asociación Española de Distribuidores, Autoservicios y Supermercados, situados en lugares de la costa española y en zonas turísticas de montaña pueden alcanzar entre el 15 y 30% del total de establecimientos en función de las diferentes enseñas. Muchos de ellos son las llamadas “tiendas estacionales”, que prestan servicio a una extensa población flotante concentrada en épocas vacacionales y con necesidades de productos de alimentación e higiene muy específicos.
El consumidor estacional, aquel que pasa varios días o algunas semanas en el lugar de vacaciones, tiene entre 35 y 49 años, suele hacer la compra a primera hora de la mañana o en la franja comprendida entre las 15 y las 17 horas y su ticket medio es ligeramente superior al nacional, que se sitúa en unos 18 euros.
La demanda de este tipo de cliente está destinada a cubrir necesidades básicas de alimentación relacionadas con desayunos y cenas y comidas ligeras. El surtido principal se compone de productos como leche fresca, salsas, galletas, panadería, vinos, mantequilla, sopas, caldos y purés, pan de molde, charcutería, zumos, cervezas, helados y refrescos. En la sección de perfumería e higiene del hogar, los reyes son las leches y cremas protectoras y bronceadores solares.
Por nacionalidades, el consumidor estacional es diferente en función de la zona en que esté situada la tienda. Mientras que en muchos lugares predomina el cliente español; en otras, los consumidores vienen de Reino Unido, Francia, Países Nórdicos, Alemania, Bélgica y Holanda. La mayoría de ellos se adapta al producto español y aprecia especialmente las frutas, la charcutería y la zona de bodega; además, algunas tiendas introducen productos de los países de origen de los turismos, especialmente británicos y alemanes.
Las características de las “tiendas estacionales” son también un tanto específicas ya que, en muchos casos, se trata de pequeños establecimientos. La mayoría amplía su horario en la época estival para dar servicio a la demanda concreta de sus clientes y, en muy pocos casos, solo abren en los meses de verano. Este tipo de autoservicios y pequeños supermercados contribuyen a prestar servicio a la industria del turismo y constituyen un elemento de desarrollo local, en muchos casos con un fuerte componente rural.
“Las tiendas de proximidad que responden a las necesidades de la población flotante de las zonas turísticas son una muestra más de la capacidad de la distribución moderna para adaptarse a la demanda de cada tipo de cliente en cada lugar y época concreta del año. Esto es posible gracias a una estructura organizada capaz de responder con rapidez a los cambios del mercado y al gran esfuerzo logístico de las plataformas que prestan servicio a todos los lugares de España”, dijo Ignacio García Magarzo, director general de ASEDAS.