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Daniel Bautista y Xavier Aguilar, directores en Iberia de aRetail, nos hablan sobre la continua evolución de los supermercados en España. Las tendencias actuales responden tanto a las necesidades de los consumidores como a las restricciones y oportunidades del mercado inmobiliario.
Los supermercados de gran superficie que buscan establecerse en parques comerciales medianos suelen preferir solares donde puedan construir estructuras de aproximadamente 2500 m², destinando 1200 m² para la sala de ventas. Este es el caso de cadenas como Aldi, Lidl o Caprabo, que utilizan el resto del espacio para aparcamientos, frecuentemente situados en la planta baja elevando el supermercado a la primera planta. Esta configuración permite un aprovechamiento óptimo del suelo disponible y una reducción de los costes de construcción.
Otras marcas como Esclat, Carrefour o Mercadona, buscan instalarse en solares más amplios, de aproximadamente 5000 o 6000 m², destinando alrededor de 3500 m² para la sala de ventas.
En términos de localización geográfica, en grandes ciudades como Barcelona y Madrid persiste una elevada demanda de locales comerciales dentro de la urbe, a pesar de las restricciones normativas en algunas zonas para la obtención de nuevas licencias. En las áreas más densamente pobladas de la península, los supermercados suelen buscar locales que oscilan entre 1500 y 2000 m²; no obstante, también muestran disposición a considerar locales de mayor tamaño cuando se presentan oportunidades adecuadas.
El mercado de franquicias ha experimentado transformaciones significativas. Antes de la pandemia, se observó un auge de franquicias de pequeño formato, con superficies de entre 300 y 500 m²; sin embargo, esta tendencia se moderó debido a la alta densidad de estas tiendas. En la actualidad, las nuevas franquicias y marcas especializadas, como Veritas, Casa Ametller o Herbolario Navarro, buscan establecimientos de mayor tamaño, aproximadamente 600 m², para ofrecer una gama de productos más amplia y mejorar la experiencia del cliente.
En este ámbito, cabe destacar la creciente aparición de formatos innovadores de marcas con descuentos como Primaprix, Rossmann y Pepco, que están adquiriendo una presencia cada vez mayor en las zonas comerciales de España.
A lo largo de la pandemia, se registró un aumento en el gasto medio de la cesta de la compra derivado de la incertidumbre generalizada. A pesar del posterior incremento en los precios, la facturación ha mantenido, evidenciando una adaptación del mercado y los consumidores a las nuevas circunstancias económicas.
Actualmente, la demanda de productos alimenticios permanece estable a lo largo del año, lo que garantiza un flujo constante de clientes. No obstante, las estrategias de los supermercados continúan evolucionando para ofrecer más que simplemente productos básicos. La incorporación de áreas de restauración dentro de los establecimientos, los llamados mercaurantes, como se evidencia en las remodelaciones de las principales marcas del sector, responde a la necesidad de diversificar y mejorar la experiencia de compra.
En conclusión, las grandes superficies buscan maximizar el uso del suelo y reducir costos, mientras que las franquicias evolucionan hacia formatos más grandes y las nuevas marcas especializadas parece que han llegado para quedarse. El mantenimiento de la facturación tras la pandemia y la demanda estable junto con la diversificación en la experiencia de compra reflejan una adaptación efectiva del sector a las nuevas condiciones económicas