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Jorge Mas, socio fundador de la consultoría estratégica en retail CrearMas, ha visitado el pop up de Nike, que mezcla a la perfección la tecnología con la cercanía al cliente.
Hace unos días regresé de un viaje a Nueva York, una ciudad que visito al menos una vez al año para inspirarme y absorber de su energía ilimitada, esa fuerza que te hace creer que todo es posible en el mundo del comercio. Uno de mis lugares favoritos para visitar, claro, es la Quinta Avenida. Muchos de sus espacios de retail, especialmente en Midtown, se han convertido en laboratorios singulares de las marcas, como la tienda de Nike, que abrió hace un par de años.
Esta tienda es un verdadero lugar de innovación donde constantemente se llevan a cabo acciones que elevan el retail a un nivel superior, haciendo sentir emociones intensas a los clientes. El espacio es impresionante, siempre busco conceptos inspiradores como este y, al encontrarlos, me palpita, literalmente, el corazón.
Las emociones se sienten incluso antes de entrar a la tienda. El edificio de seis pisos tiene una fachada de vidrio tallado que representa el movimiento borroso de un atleta en alta velocidad, y su aspecto general recuerda a la suela de una Nike Air, la icónica zapatilla de la marca que emplea aire despresurizado en la suela, seguramente sabéis de qué modelo os hablo. Nike revolucionó el diseño al sustituir las espumas más pesadas por aire, creando un icono.
Siempre que llego a Nueva York, investigo sobre las últimas novedades para no perderme ningún detalle. Al pasar por la tienda de Nike, me encontré con un show in situ que posiblemente ni siquiera promocionan demasiado para que puedas sorprenderte al momento.
Habían creado una experiencia tecnológica asociada a la conexión con el cliente, permitiendo a los visitantes entrar en una burbuja de cámara de aire que funciona como un photobooth, un espacio donde hacerse fotografías. Dentro de la burbuja, te calzabas las icónicas Nike Air Max y las imágenes te guiaban para saber qué hacer.
Mientras te hacías fotos con las zapatillas puestas, dos pantallas gigantes mostraban tu actividad a quienes hacían cola, convirtiendo el momento en un verdadero símbolo de deseo. Todos querían entrar y ser vistos. Los que esperaban. observaban los distintos modelos y comentaban naturalmente "me gustan más aquellas o las otras". Esta dinámica creaba un espectáculo que conectaba a los clientes con la marca, introduciéndolos en la historia de la cámara de aire y combinando entretenimiento con la recopilación de datos personales. Una idea redonda.
Esta tienda no es la primera vez que me deja boquiabierto. Anteriormente, albergaba una cancha de basket de 371 metros cuadrados que utilizaban los empleados, socios comunitarios y ligas locales. Esta cancha fue trasladada a la tienda de Soho.
Vivir experiencias como esta nos ayuda a entender hacia dónde va el retail. El comercio del futuro combina la humanización con la conexión tecnológica, apostando por la tecnología y, aún más, por el talento humano y la conexión emocional.
Nunca he creído en el apocalipsis del retail y siempre he puesto en valor la tienda física. Aquellos gurús que pronosticaban el apocalipsis del sector durante la pandemia, han cambiado de camisa. Todo y representar una bajada en el podio, sigue teniendo una gran relevancia y estando de moda.
Las tiendas físicas no solo han sobrevivido a los augurios del fin, sino que han prosperado. Y es que el retail es mucho más que una transacción: es un encuentro, una experiencia, un lugar donde los sentidos cobran vida y las conexiones humanas florecen. Las tiendas físicas se han transformado, integrando la tecnología sin perder la esencia de la tradición, con realidad aumentada, probadores virtuales y una experiencia más personalizada.
