Empresas Premium
Isabel Nogales, responsable de fiskaly España, aborda la progresiva implantación del ticket electrónico en España.
Los tickets electrónicos, o e-tickets, son un buen ejemplo de la digitalización del proceso de compra. Impulsados por las nuevas necesidades de los clientes, cada vez están más extendidos en todo el mundo y grandes cadenas como Carrefour, la pionera en España, Lidl o Mercadona ya los han ido introduciendo en sus tiendas.
No es de extrañar cuando las ventajas que ofrecen nos benefician a todos: consumidores, empresas y sociedad. Así, a grandes rasgos, los recibos digitales son capaces de responder a los nuevos hábitos de los clientes, aumentan la accesibilidad a la información de las compras e impulsan la sostenibilidad del negocio.
Conscientes de ello, los reguladores europeos están poniendo en marcha diferentes proyectos normativos que fomentan su implementación. En España, las nuevas normativas ya empiezan a incluir algunos avances al respecto. Así, la Ley Crea y Crece, impulsada por el Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital, insta a las empresas prestadoras de servicios a expedir y remitir tickets digitales a los particulares que acepten recibirlos o que los hayan solicitado. Y, en el caso de los comercios minoristas, agencias de viaje y servicios de transporte, cuando la transacción se haya llevado a cabo por medios electrónicos.
La normativa forma parte del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, y tras su aprobación el pasado mes de septiembre en el Congreso de los Diputados, se irá implementando de forma gradual a partir de 2024. Lejos de verla como un obstáculo para el negocio, minoristas y proveedores de TPV pueden considerarla una palanca para su competitividad.
España no es el único país que ha tomado esta dirección. En Francia, la Ley Anti-residuos elimina la impresión automática de recibos y los comerciantes solo están obligados a facilitarlos si el cliente lo pide explícitamente.
Asimismo, si bien ingleses y neerlandeses pueden solicitar su ticket, los comercios no están obligados por ley a proporcionarlos; los negocios belgas, desde 2014, pueden elegir entre recibo de papel o digital, si los consumidores lo piden; en Italia, desde 2020, los comerciantes tienen la obligación de emitir un e-ticket y transferir los datos a las autoridades fiscales y, en Dinamarca, en ciertas tiendas, los clientes pueden obtener el recibo de las compras hechas con la tarjeta de crédito nacional de forma automática a través de una App móvil.
Podría parecer que iniciativas públicas como estas están destinadas a levantar resistencias por parte de los consumidores, ya que los recibos de papel siguen muy instaurados. Sin embargo, las generaciones más jóvenes ya están avanzando en esta dirección. Así lo demuestra un informe de Green America en el que, aunque solo el 10% de los encuestados de más de 55 años prefiere los e-tickets, el porcentaje sube a casi el 30% en el caso de los de 35 a 45 años. Además, independientemente de la opción que prefieran, al 89% les gustaría que los minoristas ofrecieran tickets digitales.
Unas cifras que seguro aumentarán rápidamente a medida que más usuarios conozcan sus ventajas: una transferencia más rápida; la posibilidad de compartirlos fácilmente y obtener ofertas personalizadas en el propio recibo - el 91% de los consumidores reconocen que es más probable que compren a marcas que ofrecen descuentos y recomendaciones relevantes para ellos (Accenture) – y, si el negocio vincula la emisión a aplicaciones que permitan almacenarlos, la posibilidad de tenerlos a mano siempre y en condiciones óptimas.
Sin olvidar que los tickets electrónicos son una opción mucho más sostenible que permite a los consumidores reducir su huella ambiental. En este sentido, por ejemplo, Lidl estima que, una vez implementado el ticket digital en todo el país, evitará la impresión de 60 millones de recibos al año, lo que equivale a más de 12.000 km de papel (134 campos de fútbol). En la misma línea, según la administración local francesa, en el país galo se emiten casi 30.000 millones de recibos en papel térmico, lo que equivale a 300.000 toneladas de papel. La implementación del ticket digital evitaría la tala de más de 2 millones de árboles al año, y permitiría el ahorro de hasta 140 millones de euros.
Vistos sus beneficios, la presión de las normativas y de una clientela más dispuesta a contar con una copia electrónica de sus tickets de compra empujarán a comercios y proveedores de TPV a implementar el e-ticket. Afortunadamente, en el mercado ya existen herramientas que lo facilitan, como nuestra solución de ticket digital de fiskaly, que, permite a los negocios sumarse a esta tendencia de forma sencilla.
Esta solución, que se integra fácilmente vía API en menos de un día, emite una copia digital del ticket en cada transacción y los clientes, para obtenerla, no tienen más que escanear un código QR sin necesidad de facilitar ningún tipo de dato personal a los negocios, proporcionándoles comodidad y privacidad. Además, para los comercios tiene ventajas adicionales, como más eficiencia, ahorro de los costes asociados a la impresión de los recibos y la posibilidad de implementar acciones de fidelización como cupones digitales o recomendaciones basadas en preferencias para los consumidores anónimos.
Digitalizar los procesos de venta ha dejado de ser una opción. Por distintos motivos, las normativas y el mercado animan al sector para que avance en esta dirección. Es hora de que las empresas den el paso. Para garantizar el cumplimiento, por supuesto, pero también para ofrecer a los consumidores la experiencia de compra que buscan, y favorecer así su fidelización.