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En este artículo hablamos sobre la mujer en el sector vitivinícola y de la importancia de las bodegas que trabajan para que no se pierdan las raíces de la tierra (en variedades, la agricultura heroica, el apoyo a las denominaciones, etc). Lo hacemos con Paloma Rodríguez Moure, responsable de marketing y enoturismo en Abadía Da Cova.
La presencia de las mujeres en el mundo del vino está al alza y cada vez hay más mujeres al frente de proyectos, empresas e iniciativas en el sector vinícola. Sin embargo, aún queda camino por recorrer. El rol de la mujer en el sector vitivinícola como en muchos otros, se ha invisibilizado, sobre todo hablando desde mi perspectiva de mujer agricultora y bodeguera que vive en zona rural.
Galicia por ejemplo, desde siempre ha sido una tierra donde las mujeres hemos desempeñado los mismos trabajos que los hombres, no obstante, no hemos ocupado ni ocupamos en la sociedad el mismo papel. En las zonas rurales, todavía hay una distancia muy grande entre hombres y mujeres. Para romper esos techos de cristal, es importante y necesario, sobre todo en los sectores más masculinizados como es el del vino, que surjan voces femeninas, con ideas claras y con fuerza. Es fundamental reivindicar nuestra posición social con el objetivo de establecer un modelo de trabajo donde tengamos el mismo valor y podamos desarrollar las mismas funciones que los hombres.
Según la antropología, las mujeres son quienes suelen conservar los bienes comunitarios y relacionales, el patrimonio cultural inmaterial y las conexiones entre las personas de una comunidad. En la Galicia rural, eran las abuelas las que compartían la tradición oral, una tradición llena de simbolismo y sabiduría.
Nuestra bodega está completamente vinculada al territorio y a la cultura en la que hemos crecido así como a su preservación para el futuro.
La Ribeira Sacra, nos habla de un carácter indómito y trabajador, de hombres y mujeres enamorados de una tierra, un paisaje imposible, construido por los habitantes a base de mucho trabajo para poder simplemente vivir en unas pendientes heroicas.
Sin duda nuestra Ribeira es rica en patrimonio vegetal, en la variedad de suelos que tenemos (granitos, pizarra, canto rodado..) en las diferentes orientaciones que encontramos (a veces en solo 500 m), en las pendientes, en los microclimas que surgen cuáando nos vamos alejando del río.
Parece una tierra diseñada para la vid, pero sin la voluntad de nuestros antepasados sería imposible, fueron ellos los que construyeron estos muros con la técnica de la piedra seca, que nos permiten drenar el agua de nuestra lluviosa Galicia, contener la tierra y ampliar la zona de cultivo. Gracias a este patrimonio arquitectónico la Ribeira es habitable a día de hoy.
En Abadía da Cova, seguimos manteniendo nuestros muros con canteros, que cada vez son menos, así como otras prácticas como los atados con “bimbias”, tradicionales en casi toda Galicia, por eso es muy característico en nuestras viñas ver las “bimbieiras” creciendo entre parras. En el viñedo así como en la bodega, mantenemos muchas prácticas tradicionales, es lo que nos aporta nuestra identidad y nuestra diferenciación.
Nuestros vinos recuerdan a nuestra Ribeira, a las pequeñas flores que crecen en nuestros campos, a los frondosos bosques de castaños, a las piedras mojadas de los caminos. Mantener la tradición es fundamental para conservar el sentido de pertenencia y preservar una zona como la nuestra tan acosada por la despoblación.
Hacemos vinos con nuestras variedades, los mismos vinos que bebían nuestros antepasados. El vino que se hacía en esas viñas llenas de multitud de vides y de castas diferentes es lo que daba identidad a una zona, eso y las personas que formaron parte de ella.
En Abadía da Cova simplemente seguimos los pasos de aquellos agricultores que nos enseñaron cuál era el mejor camino.
