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Los tres enólogos de Bodegas Aragonesas han conseguido elaborar un vino único en el mercado tras tres años de investigación y un cuidadoso trabajo. Nabulé es un vino singular, sutil y elegante, donde prevalece el carácter terroir.
El nuevo vino de Bodegas Aragonesas: Nabulé es fruto de un minucioso trabajo y tres años de investigación. los tres enólogos de la bodega -Javier Vela, Fernando Ballesteros y Javier Baselga- han conseguido elaborar una garnacha única en el mercado. Un nuevo concepto de vino moderno en el que tiene un gran papel, más que en ningún otro vino, la tierra y el viñedo viejo del que proceden. El seguimiento diario de la vid, situada en una de las zonas más altas, ha sido una de las claves para poder romper con el concepto de garnacha que se tenía hasta ahora.
"En Bodegas Aragonesas tenemos como paradigma estar innovando continuamente. Dentro de esa actitud, hace algunos años nos planteamos elaborar vinos de garnacha pensando en un nuevo estilo, vinos con un gran potencial aromático y mucho más sutiles y elegantes. Una garnacha que permitiera a nuestros clientes disfrutar de la variedad en una nueva dimensión, como si se tratara de pasar del arte del retrato al arte abstracto, una nueva evolución utilizando los viñedos más viejos. Queríamos demostrar con esta iniciativa que con la garnacha se pueden alcanzar metas increíbles. Después de tres años inmersos en este proyecto, conseguimos obtener los resultados esperados en la cosecha de 2019, siendo un orgullo para todos los integrantes de Bodegas Aragonesas", reconoce el director general de Bodegas Aragonesas, Enrique Chueca.
"Bodegas Aragonesas tiene muy altas las expectativas puestas en este vino. Es un vino completamente diferente a lo que teníamos hasta ahora", añade el presidente de Bodegas Aragonesas, Rubén Frago.
El nuevo Nabulé procede de viñedos seleccionados de garnacha, de más de medio siglo, ubicados entre 500 y 600 metros de altitud. La vendimia se realiza manualmente y el equipo técnico lleva a cabo controles de maduración minuciosos para determinar el momento óptimo para su recolección. La elaboración es totalmente tradicional y la extracción del mosto se caracteriza por suaves remontados. El vino permanece en depósito durante 3 meses, pasando después a crianza en barrica nueva de roble francés de 500 litros. Los tres enólogos de la bodega -Javier Vela, Javier Baselga y Fernando Ballesteros- han realizado catas periódicas para determinar el momento óptimo de embotellado.
Es un vino muy aromático, con fresas intensas, largo y persistente que ha estado 8 meses en barricas de 500 litros de roble francés tostado bajo. Con una potente imagen, su producción anual es de 15.000 botellas y su comercialización se hará en tiendas especializadas.