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Bodegas Martúe presenta dos de sus vinos más emblemáticos. Los viñedos de Martúe están localizados en La Guardia de Toledo.
En el año 2009, Bodegas Martúe obtiene la calificación de Pago Campo de La Guardia, siendo hoy en día una de las trece fincas que hay en España con esta prestigiosa calificación. La calidad constante junto a una inmejorable relación calidad/precio son precisamente las claves del creciente éxito de esta bodega familiar. Con esta idea, se sigue adelante con otra bodega en Segovia, Bodegas y Viñedos Nieva (mítica bodega segoviana que elabora vinos blancos de D.O. Rueda). A continuación te presentamos dos de sus vinos más emblemáticos:
La añada 2018 fue de buena producción y con muy buena maduración, consiguiendo vinos muy frutales y sabrosos, la primavera fue muy lluviosa lo que permitió a la planta desarrollarse con vigor y después el verano fue suave sin excesiva alta temperaturas lo que permitió una lenta maduración de las uvas hasta su óptimo.
Martúe es el vino estrella de la bodega, un exhaustivo coupage de un 33% Syrah, 21% Cabernet Sauvignon, 20% Petit Verdot y 19% Malbec y 7% Merlot con 10 meses de barrica. Es un vino rico, muy frutal, redondo y con un tanino fino.
Presenta un atractivo color rojo picota, vivo y luminoso. Aroma de alta intensidad, muy bien formado y definido. Primero aparece fruta negra, hinojo y regaliz, luego recuerdos de mantecado y madera quemada. Se hace grande en boca. Fresco y muy frutal. Se mueve despacio por la boca, marcando sabor, dando placer. Sensación rugosa al final, que lo hace largo y augura una gran botella.
La joya de la casa de Bodegas Nieva. Elaborado en su totalidad con uva Verdejo de viñas prefiloxericas en pie franco, con vendimia manual y edades cercanas a los 100 años. Se trata de un vino de producción limitada por resultar de un viñedo escaso. Tras su recolección manual, el mosto fermenta a baja temperatura para mantener toda su potencia frutal y mineral.
Se presenta con intensidad aromática contenida pero de gran complejidad, caracterizado por la mineralidad propia del terreno, notas de pizarra, acompañada de fruta blanca, fresca muy bien integrada. Del mismo modo encontramos balsámicos y notas de hierbas aromáticas propias de la variedad.
La entrada es muy sedosa fruto de la crianza sobre lía fina, llena la boca donde de nuevo encontramos la presencia de aromas balsámicos y buena acidez en el retrogusto.
El resultado es un vino fresco, elegante y de complejidad aromática, con gran amplitud en boca que lo hace persistente. Vino de producción limitada. Un capricho que sorprenderá al probarlo.