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Los Bombonísimos de Trapa se lanzan para la campaña de San Valentín pensando en aquellos consumidores a quienes el tamaño habitual de un bombón se les queda pequeño. Y es que estos bombones, nacidos en la década de los 60, tienen la particularidad de ser de un gramaje superior al del clásico bombón belga ofreciendo, cada uno de ellos, veinte gramos (el doble de lo habitual) de auténtico placer.
Se presentan en una caja de diseño renovado y con una estética minimalista.
La nueva etapa de modernización de la empresa y de su potente inversión en I+D+i, han llevado a que presenten una receta renovada, basada en la original que hacían los monjes trapenses de forma totalmente artesanal pero adaptada a los nuevos gustos y corrientes. Sin gluten ni grasa de palma haciéndolos mucho más saludables. También se ha trabajado en los rellenos para que estos se derritan a una temperatura inferior (unos 32ºC) lo que hace que se deshagan en contacto con el paladar ofreciendo un sabor mucho más intenso e inmediato. En definitiva y como se suele decir, una explosión de sensaciones y placer en boca.
La caja de Bombonísmos de Trapa incluye 11 referencias entre las que se encuentran clásicos de la marca y bombones de nueva creación. Entre los primeros destacan el Mandorla cuyo relleno, un praliné de almendras caramelizadas, es pura herencia de los primeros monjes trapenses que se instalaron en el Monasterio de San Isidro de Dueñas (Palencia) allá por 1891
Entre los nuevos sabores se encuentran el Frutti di Bosco Bianco, de chocolate blanco relleno de gel de frutas del bosque, el Ragolato Bianco, de crema de fresa, y el Nociolato Blanco, una versión de otro Bombonísimo icónico a base de chocolate blanco en lugar de con leche.