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El hurto en los supermercados españoles sigue en aumento y refleja cambios en los productos más sustraídos. En 2024, el aceite de oliva se ha convertido en el artículo más robado, desplazando a otras categorías que históricamente encabezaban la lista. Según un estudio de The Source Tagging Company, los licores, vinos e ibéricos también se encuentran entre los productos más sustraídos, una tendencia que parece estar vinculada al incremento de precios y al mercado ilegal de reventa.
El aceite de oliva se ha convertido en el producto más sustraído en los supermercados de España en 2024, según el 4.º Estudio sobre el Hurto en Supermercados elaborado por STC, The Source Tagging Company, empresa especializada en protección antihurto en el sector de la alimentación. El informe, basado en datos recogidos en más de 10.500 establecimientos, revela que los licores y el vino completan el podio de los productos más robados, seguidos por los ibéricos, los artículos de afeitado y las conservas selectas de atún y bonito.
El aceite de oliva, que en 2023 apenas figuraba en los primeros puestos del ranking, ha experimentado un incremento exponencial en los robos, pasando del segundo lugar el año pasado a liderar la lista en la mayoría de comunidades autónomas. Según Salvador Cañones, socio director de STC, este fenómeno está directamente relacionado con la escalada de precios de este producto. "Si bien los precios han comenzado a bajar en los últimos meses, los hurtadores profesionales han encontrado un nicho de mercado. Existe una parte de la sociedad que se ha ‘acostumbrado’ a comprar aceite robado a un precio muy inferior al del lineal", explica Cañones.
El estudio también analiza los productos más robados por regiones. En Cataluña, Madrid, Baleares, Andalucía y otras 12 comunidades autónomas, el aceite de oliva encabeza la lista de hurtos. Por su parte, en La Rioja, el País Vasco y Canarias, los productos más sustraídos son los licores, como whisky, ginebra y vodka.
Los datos del estudio confirman que los productos más robados no son de primera necesidad, sino aquellos de mayor valor económico. “No desaparecen productos básicos como el arroz o la pasta, ni siquiera el jamón más barato, sino el ibérico. Estos datos nos permiten concluir que el hurto famélico, aunque existe, no es un fenómeno relevante en términos generales”, señala Cañones.
Más allá de las cinco categorías más robadas, el informe destaca otros productos cuya sustracción ha aumentado en los últimos meses:
“La creciente preocupación por el robo de chocolate y café está directamente vinculada al incremento de precios que hemos experimentado. Aunque las razones económicas y climáticas explican estas subidas, parece evidente que seguimos sin querer renunciar al placer de consumir estos productos. Existe un paralelismo alarmante entre la evolución del hurto del aceite y el de estos dos artículos", advierte Cañones.
Las cadenas de supermercados no anticipan una mejora en la situación. Según el estudio:
El hurto profesional, cometido por bandas organizadas que revenden los productos robados, sigue siendo un problema grave. Sin embargo, el estudio también destaca un aumento en la reincidencia de individuos que hurtan de forma habitual.
Ante este panorama, STC plantea una reflexión sobre el papel del receptador o perista, es decir, la persona o comercio que adquiere y revende productos robados. “Si esta figura no existiera, más de la mitad de los hurtos no se producirían", apunta el informe.
Las cadenas de distribución buscan equilibrar la disponibilidad de productos con la implementación de medidas de seguridad que no encarezcan el precio final para los consumidores. "Eliminar las estrategias antihurto supondría un aumento significativo en los robos y, en consecuencia, en el precio que los clientes honestos deberían pagar", afirma Cañones.
A pesar del impacto del hurto, el estudio destaca que 9 de cada 10 supermercados colaboran regularmente con bancos de alimentos y otras entidades sociales, una iniciativa que se mantiene año tras año.