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ESPECIAL NAVIDAD. El turrón es uno de los grandes protagonistas de esta época, aunque sigue siendo un gran desconocido. A la hora de comprarlo, el consumidor se fija en aspectos como el precio, el diseño del envase, la marca y la variedad: duro, blando, de chocolate… No obstante, conviene conocerlo mejor porque no todos los turrones son iguales. La revista Consumer ofrece algunas claves para hacer una elección más informada y consciente.
Si echamos mano a la legislación (RD 1787/1982) podremos identificar mejor los tipos de turrones. Desde el punto de vista legal se clasifican en dos grandes grupos:
La legislación es aún más concreta, ya que indica que el turrón blando se elabora exclusivamente con almendras tostadas, miel, azúcares, clara de huevo o albúmina, agua y aditivos autorizados.
Ahora bien, tal y como señala la revista Consumer, aunque los turrones que encontramos en el mercado tengan estos ingredientes esto no significa que sean iguales, porque cada uno de esos ingredientes puede tener unas características muy diferentes o encontrarse en distintas proporciones.
Sin duda, el ingrediente más importante del turrón blando es la almendra. Es la principal responsable de sus características organolépticas (sabor, textura, aroma...), de su composición nutricional y también de su precio. Dada su importancia, es interesante que la cantidad de almendra sea alta y consultar la calidad a la que pertenece, esto podemos verlo fácilmente porque se indica en el frontal del envase. En el caso del turrón blando se distinguen cuatro categorías según su contenido mínimo de almendras: calidad suprema (54% de almendras), calidad extra (50%), calidad estándar (44%) y calidad popular (30%).
Pero no solo importa la cantidad, la variedad de almendra también tiene un papel crucial porque cada una de ellas tiene unas características concretas: distinta composición y contenido de grasa y humedad, diferente sabor, textura... De modo que determinan las características del producto. Las más apreciadas son las almendras locales, que se cultivan en la zona de Alicante y que se caracterizan por ser dulces, sabrosas y poco secas. Y entre todas ellas destaca, sin duda, la almendra Marcona, que es la más reconocida. En algunos productos no se especifica la variedad de almendra, dado que no es obligatorio hacerlo, aunque en otros sí se indica el origen. Muchos de los turrones que encontramos en el mercado, están acogidos a la Indicación Geográfica Protegida Turrón de Jijona, eso significa que están elaborados en ese municipio.
Junto con las almendras, la miel es el otro ingrediente esencial del turrón blando. Contribuye al aspecto, a la textura y, obviamente, al sabor. Estas características son diferentes dependiendo del tipo de miel. Por ejemplo, son muy apreciadas mieles como la de romero o la de azahar. Aunque en la mayoría de los productos del mercado no se indica este dato.
Lo que sí se suele mostrar es la proporción en la que se encuentra. Y es que, como ocurre con las almendras, también se trata de un elemento esencial para definir el alimento y para distinguirlo de otros con los que se podría confundir. Las cifras rondan el 12%- 17% en la mayoría de los casos.
Novedades 1880 para la Navidad 2024