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En los últimos años estamos siendo testigos de una transformación significativa en la elaboración del pan, con un resurgimiento del interés por las técnicas tradicionales y artesanales. Expertos de la Universidad Europea recuerdan que aunque los panes artesanales elaborados con masa madre y granos enteros "puedan ser mejores que los procesados, la calidad no está determinada por el precio".
¿Qué tiene que tener un pan para ser saludable? Además de estar elaborado con ingredientes naturales, el pan debe ser rico en fibra, presentar un bajo contenido de sodio y no llevar ni azúcar ni aditivos artificiales. Lo ideal es acompañarlo con alimentos frescos y naturales, sobre todo si se come por la noche y se quiere mantener el peso a raya.
Mariangela Tabone, profesora de Ciencias Biomédicas y de la Salud de la Universidad Europea, explica que "no es necesario consumir pan diariamente, ya que los carbohidratos y otros nutrientes esenciales se pueden obtener de diversas fuentes alimenticias alternativas. Cereales como el arroz, la quinoa, la cebada, el bulgur o la avena, así como legumbres, frutas y verduras son excelentes opciones para satisfacer las necesidades nutricionales".
Según esta biotecnóloga y nutricionista, "la cantidad óptima de pan que se debe consumir varía según múltiples factores, como el nivel de actividad física, el metabolismo individual, los objetivos de salud específicos o el requerimiento calórico personal. Y hay que tener en cuenta que su calidad nutricional del pan no viene determinada por el precio sino por los ingredientes utilizados y los métodos de elaboración. De este modo, un pan más caro no tiene por qué ser más saludable".
Respecto al uso de la masa madre natural para fermentar el pan, la profesora Tabone destaca que "este antiguo método no sólo realza su sabor, sino que también mejora su digestibilidad". Y aplaude que el boom actual de este alimento básico lleve aparejada una ampliación de la diversidad de granos y harinas utilizados: "Aparte del trigo convencional, ahora es común encontrar panes elaborados con granos enteros como la espelta, la quinoa y el centeno, cada uno aportando perfiles de sabor únicos y una mayor densidad nutricional. También es muy positivo que los panaderos artesanales están optando cada vez más por ingredientes locales y sostenibles, lo que fomenta prácticas agrícolas más responsables