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Asedas calcula que las ventas hacia este canal han descendido en torno al 30% desde el inicio de la crisis sanitaria por el Covid-19. El servicio de apoyo logístico que los cash & carry y los distribuidores prestan a las pequeñas cadenas de supermercados está permitiendo compensar en parte la facturación.
Las cadenas mayoristas de distribución alimentaria afrontan una nueva Semana Santa de restricciones en el sector de la hostelería y la restauración, a la espera de que los avances en la campaña de vacunación y la evolución de la pandemia permitan recuperar, de cara al verano, una mayor normalidad.
El sector mayorista representado en Asedas, Asociación de Autoservicios, Distribuidores y Supermercados, calcula que las ventas hacia el canal horeca han descendido en torno al 30% en pandemia. Su actividad se ha visto arrastrada por la caída del turismo que ha mantenido a los hoteles cerrados, el descenso de actividad en comedores de empresa y las restricciones en la restauración. El servicio que este sector presta a pequeñas cadenas de alimentación sin capacidad para mantener plataformas logísticas, llevando todo tipo de alimentos de manera agrupada hasta las tiendas, ha sido fundamental para mantener su funcionamiento.
Dentro de este ejercicio de adaptación a las circunstancias, la distribución al canal horeca de productos de limpieza y desinfección tan necesarios ahora mismo han sido otro de los factores que están compensando en cierto modo las pérdidas de la distribución mayorista.
“Es urgente que las circunstancias derivadas de la crisis sanitaria nos permitan recuperar cuanto antes la actividad turística y la restauración. Hasta entonces, el sector de la distribución alimentaria seguirá adaptándose a las circunstancias haciendo un ejercicio de equilibrio en las pérdidas producidas por el servicio que se presta a estos sectores y el esfuerzo por acercar la alimentación allí donde se incrementa la demanda, pero tras un año de pandemia todos deseamos recuperar la normalidad en el funcionamiento de la economía”, dijo Ignacio García Magarzo, director general de Asedas.
Parecida situación viven los alrededor de 3.500 supermercados que operan en zonas turísticas de la costa y de montaña. Estos establecimientos se han visto muy afectados por el descenso en la actividad, ya que dan servicio tanto a los turistas como a los trabajadores que se desplazan cada temporada para trabajar en el sector. En muchas de estas cadenas, solo el mantenimiento de la actividad en establecimientos situados en zonas residenciales ha permitido conservar el empleo de las tiendas que se han visto obligadas a cerrar temporalmente.