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El presidente de la Asociación nacional de grandes empresas de la distribución Anged, Alfonso Merry del Val, ha participado en la cumbre empresarial “para la reconstrucción” organizada por la CEOE bajo el lema "Empresas españolas liderando el futuro”.
El presidente de Anged ha sido tajante en su intervención y ha recordado que "han pasado 4 meses desde el inicio de la pandemia y el Gobierno todavía no ha trazado un plan concreto y claro para la reconstrucción. Esta indefinición tiene un coste para la confianza y la seguridad jurídica, cuestiona consensos básicos y la propia imagen de España. Espero poder aportar propuestas razonables para la reconstrucción del país".
Merry del Val ha subrayado que la "situación del comercio es crítica. En ninguna otra gran economía europea el comercio ha sufrido tanto como en España". Según el último informe de la OCDE, durante el estado de alarma y la desescalada, el comercio ha restado 9,5 puntos al PIB. En el mejor de los escenarios, en 2020 el comercio perderá unos 30.000 millones de facturación, sobre todo, en categorías de no alimentación donde la caída de las ventas ha superado el 50%.
"Tenemos que ser realistas: de esta crisis saldremos más pobres. Mi primer mensaje es que sólo con el desarrollo de las empresas y la iniciativa privada volveremos a generar riqueza y empleo. Lejos del intervencionismo, esta confianza en el sector privado es esencial y debe guiar la acción del Gobierno hacia la recuperación".
En este sentido, ha reconocido que son muchos los asuntos que preocupan, "pero siendo sintéticos podemos trazar dos ejes prioritarios: Dinamizar el consumo y crear empleo. Son las dos caras de una misma moneda para la recuperación".
Desde Anged demandan un gran compromiso nacional para impulsar y recuperar el optimismo y la confianza, el consumo de los hogares y la seguridad del turismo. "Somos conscientes de que el empleo es un factor decisivo para recuperar el consumo".
Desde que se decretó el Estado de Alarma, el comercio ha cerrado 91 días. Si a esto sumamos otros 41 domingos y festivos que de media las CCAA prohíben abrir, el resultado es que en 2020 el comercio va a estar cerrado 132 días, 1/3 del año natural… Es decir, uno de cada tres días con la persiana bajada.
Tenemos que tomar medidas excepcionales para recuperar, aunque sea en parte, esta pérdida ingente de actividad y empleo que repercute directamente también en nuestra industria. Por ello, es razonable impulsar un gran pacto para ampliar horarios de apertura a domingos y festivos durante 2020.
Así podremos dinamizar el comercio, el consumo y, sobre todo, mantener o reforzar el empleo. Un comercio abierto es además una palanca para recuperar parte del gasto turístico a medida que se recupere la afluencia de visitantes.
No debemos olvidar el efecto arrastre del comercio sobre otras actividades. Algunas de nuestras empresas tienen más de 10.000 proveedores nacionales, en su mayoría pymes. Sólo las compras de ANGED generan más de 30.000 millones de facturación en la industria y servicios españoles. Abrir las tiendas sin duda implica reactivar la industria y los servicios.
Si todo el comercio - corazón de la vida de nuestras ciudades - no abre, el consumidor comprará cada vez más por Internet, como ha hecho masivamente durante la pandemia. Esta es la realidad hoy de un mercado en el que los comerciantes, con independencia de su tamaño, tenemos que competir. No podemos abandonar el mercado 132 días. Debemos competir todos con las mismas reglas y ofrecer oportunidades a todo el comercio, empresas y trabajadores, que más han sufrido durante esta crisis.
Vamos a tener que realizar sacrificios colosales para evitar unas cifras de paro que producen escalofríos. Será imposible superar esta situación sin la negociación y el acuerdo entre empresarios y sindicatos en una Mesa del Diálogo social. El Gobierno debe asumir su único rol: facilitar y promover acuerdos sociales amplios y generosos.
Conviene por tanto no desviar el debate: no es momento de contrarreformas, si no de medidas excepcionales, que ayuden a empresas y trabajadores a adaptarse a la emergencia y nueva realidad, con el fin de mantener el máximo nivel de empleo. El camino contrario llevará al colapso del mercado laboral.
No es razonable endurecer ahora la carga impositiva a empresas y hogares, sería anacrónico. Es todo lo contrario: necesitamos incentivar el empleo, impulsar la inversión y compensar el derrumbe de la actividad. Y por último, ampliar el apoyo fiscal y financiero a todas las empresas para que puedan hacer frente a sus obligaciones con proveedores y acreedores. No podemos convertir nuestra economía en un infierno fiscal y legislativo. Debemos potenciar, fomentar y liberalizar al máximo la inversión.
Durante estos meses, millones de españoles han demostrado un sacrificio y disciplina admirables, propios de una economía que cuenta con talento, empresas y recursos para hacer frente al coronavirus.
El comercio ha sido claramente un sector que ha sabido aportar soluciones eficaces, gracias a la colaboración de empresas, empleados y proveedores. Hemos garantizado el abastecimiento seguro de alimentos y productos básicos en toda España. Hemos implementado en un tiempo récord medidas de seguridad y prevención en todas las tiendas. Hemos ayudado constantemente con nuestra operativa y capacidad logística a las autoridades sanitarias.
Esta es la fuerza creativa que debe mover la reconstrucción del país, con trabajo y humildad por parte de todos. Es fundamental la apuesta por la colaboración público-privada. La suma de estos esfuerzos tiene un impacto colosal, al multiplicar sus efectos beneficiosos para toda la sociedad.
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