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En Redondo Iglesias conmemoran su centenario, centrados en la filosofía de su compañía: seguir haciendo las cosas como hace 100 años, y elaborando todos sus productos con las recetas tradicionales que han ido respetando en cuatro generaciones.
Redondo Iglesias se funda por Antonio Redondo y Anastasia Iglesias en el año 1920 en Valdelacasa, municipio de origen chacinero situado al sur de Salamanca. El matrimonio se dedica a elaborar tanto jamones como embutidos ibéricos. En los años ´50 uno de sus hijos, Gregorio Redondo, asume el pequeño negocio y lo expande, sumando a la producción de ibéricos, toda la gama de serranos.
El negocio va creciendo y la familia crece con él, poco a poco los hijos de Gregorio se incorporan a la empresa. "Mis hermanos y yo nos criamos entre jamones, oyendo a mi padre en casa y observando cómo se hacían por entonces", declara Mario Redondo, CEO de la compañía, quién apunta "y ese ha sido nuestro éxito después de un siglo: no alterar nada, criar a los cerdos como antes y elaborar nuestros productos de la misma forma que lo hacía mi abuelo".
Después de 100 años, Redondo Iglesias es un referente en el sector del ibérico y serrano, la marca tiene presencia en importantes cadenas de distribución de más de 25 países repartidos por todos los continentes. Además fue una de las primeras compañías en los años ´90 en homologar sus productos para vender a EEUU, mercado en el que la marca está muy bien posicionada. En España cuenta con una planta en Candelario (Salamanca), donde se elaboran todos los ibéricos, y otra en Utiel, donde se curan los serranos, además de la dehesa de Herrera del Duque en Badajoz, donde todos los cerdos son criados en libertad con una alimentación natural.