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La firma chocolatera española, inmersa desde 2013 en un proceso de renovación y modernización, ha aumentado su facturación un 50% respecto al ejercicio anterior y sus ventas han crecido un 44% dentro del territorio nacional y un 58% en exportación.
Durante los cincos últimos años la empresa ha crecido ejercicio tras ejercicio hasta casi multiplicar por seis su volumen de facturación. En 2013 la cifra de ventas fue de 2,3 millones de euros mientras que en 2018 alcanzó los 12 millones de euros de facturación, lo que supone un aumento del 50% respecto a 2017.
El aumento de ventas durante el pasado año ha sido de un 44% dentro del territorio nacional y de un 58% fuera de nuestras fronteras, donde cuenta ya con presencia en más de 50 países siendo Asia y Oriente Medio sus principales mercados en la actualidad.
Estas cifras de éxito se deben a la inversión realizada por la empresa, que ha visto crecer su plantilla hasta alcanzar los 150 trabajadores fijos y mejorar sus procesos e instalaciones, hoy más eficientes y sostenibles.
La fábrica, inaugurada en 1964, se ha ampliado y modernizado en los últimos tiempos y su porfolio, con cerca de 300 referencias, responde a nuevas formulaciones, inspiradas en la artesanía y el savoir faire de los 128 años de historia de la marca pero adaptadas a las demandas del consumidor actual.
Diseño, sabor y sostenibilidad son los puntos en común de una gama de productos 100% libres de gluten, grasas hidrogenadas y ácidos grasos trans, entre los que destacan sus bombones cortados, los Bombonísimos sin aceite de palma y de un gramaje superior al del clásico bombón belga, sus tabletas de chocolates con Stevia, sus bombones sin azúcar y sin grasa de palma, su chocolate en polvo, la gama de tabletas Intenso y las gamas TrapaKids y Trapamilk, especialmente pensadas para los más pequeños de la casa.