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Las candidaturas españolas del Valle Salado de Añana (Álava) y la Uva pasa de moscatel de la Comarca de la Axarquía (Málaga) han obtenido el reconocimiento como Sistemas Importantes del Patrimonio Agrícola Mundial (SIPAM), que concede la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
Las candidaturas españolas, que han contado con un importante apoyo del Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente en el proceso de tramitación, son las dos primeras de Europa que acceden a este reconocimiento internacional.
Los SIPAM son sistemas destacables de uso de la tierra y los paisajes, ricos en diversidad biológica de importancia mundial, que evolucionan a partir de la co-adaptación de una comunidad con su ambiente y sus necesidades y aspiraciones, para un desarrollo sostenible. Los 36 sistemas del patrimonio agrícola reconocidos hasta febrero de este año cubren una superficie de unos 5 millones de hectáreas en todo el mundo, principalmente en Asia, América y África.
Valle Salado de Añana y Uva pasa de la Axarquía
El Valle Salado de Añana es una salina de interior en la provincia de Álava, ejemplo de paisaje cultural originado por una actividad industrial ligada a un recurso natural extraordinario, como son los abundantes manantiales de agua salada para la obtención de sal.
Por su parte, la candidatura de la Uva pasa de la Comarca de la Axarquía supone la conjunción de un cultivo agrícola sostenible en un entorno ambiental rico en biodiversidad, manejado a través de técnicas tradicionales, cuyo resultado supone la fuente principal de recursos económicos de esta comunidad rural.
Para comprobar que estas candidaturas se adecuaban a los requisitos de los SIPAM, el Profesor Mauro Agnoletti, científico de la FAO, visitó ambos territorios y se entrevistó con las colectividades agrícolas y las autoridades locales y autonómicas.
Reconocimiento del patrimonio agrícola
Con la creación de la figura de SIPAM, la FAO busca impulsar el reconocimiento a nivel mundial de la importancia los sistemas de patrimonio agrícola y la necesidad de contar con el apoyo institucional para su salvaguarda.
Además, se persigue capacitar a las comunidades agrícolas e instituciones locales y nacionales para lograr un mejor manejo de los SIPAM, generar ingresos y sumar valor añadido a los bienes y servicios de estos sistemas.