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Galletas Gullón ha acogido un nuevo encuentro de los integrantes del proyecto europeo Reemain, una iniciativa financiada por la UE para diseñar la factoría del futuro en base a criterios de eficiencia energética y gestión sostenible de los residuos generados durante los procesos de fabricación.
La sede de Galletas Gullón ha acogido una nueva reunión del proyecto europeo Reemain para poner en común los avances conseguidos desde que se puso en marcha el proyecto en octubre de 2013. Los diferentes socios del proyecto han podido analizar in situ el avance de las medidas de eficiencia en las instalaciones de la galletera, única empresa de alimentación que sirve como caso de estudio en esta iniciativa de la Unión Europea.
El proyecto cuenta con un presupuesto de 9,8 millones, y está liderado por el Centro Tecnológico CARTIF, quien coordina a 14 socios de seis países que durante tres días mantienen un encuentro de trabajo en la sede de Gullón en Aguilar de Campoo.
Desde el arranque de esta iniciativa, Gullón trabaja en la implantación de cinco líneas de actuación en sus instalaciones como programa piloto, unas medidas que ya representan una reducción anual de emisiones de CO2 de 360 TM/año, lo que supone una cantidad cercana al 1% del total de emisiones de la factoría.
Medidas para lograr la eficiencia energética
En primer lugar, recuperar el calor residual en la fase de cocción de las galletas, de modo que se reduzca el consumo de gas natural y las emisiones de CO2. En segundo lugar, el desarrollo de un control más eficiente de los sistemas de refrigeración, aprovechando el aire frío del exterior de la fábrica para reducir el consumo de electricidad empleado en la generación de frío industrial.
La tercera medida consiste en la optimización del control en los equipos climatizadores de fábrica para conseguir una reducción en los consumos eléctricos. La cuarta línea de actuación se centra en un control eficiente de las calderas usadas en el proceso de fabricación con el objetivo de reducir el consumo de gas natural y las emisiones de CO2. Y por último, el desarrollo del programa de gestión de energía basado en la implementación de un sistema SCADA (Supervisory Control And Data Acquisition), medida con la que se pretende monitorizar de forma continua los consumos energéticos de las etapas principales de una línea de fabricación de forma que se pueda observar el efecto individual que múltiples condicionantes externos e internos pueden tener sobre los consumos energéticos del proceso.