26 de noviembre, 2014
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Con el objetivo de abrir un mercado de un producto único al mundo, como son los quesos artesanos elaborados en la Isla de Menorca, 15 fincas empiezan la comercialización de sus productos fuera de Las Baleares bajo la denominación Casa Menorca.

“A día de hoy la venta de quesos artesanos de Menorca se han concentrado, sobretodo, en Las Baleares. Las dimensiones de las distintas fincas y la artesanía de sus procesos hasta ahora no les ha hecho posible abordar nuevos mercados”, apunta Santiago Peribáñez, gerente de Casa Menorca y encargado de este nuevo proyecto de comercialización. Con el objetivo de poder vender fuera de estas islas, esta marca pretende ayudar a 15 firmas a tener más proyección exterior.

Para Peribáñez. hasta ahora este tipo de lácteos cuentan con un consumo minoritario fuera de Menorca. "Además de ayudarles a hacerse más conocidos, se valoriza el patrimonio gastronómico de la isla que se mantiene gracias a las familias de artesanos que desde generaciones se dedican a elaborar un queso único en el mundo”, apunta.

Con una producción de 20.000 piezas anuales, el objetivo de Casa Menorca es llegar al mercado de la península así como iniciar la exportación a distintos países. En este sentido se ha desarrollado una imagen de marca que refuerza el origen menorquín de las piezas a la vez que se referencia cada finca y el tiempo de curación de cada pieza.

 

3, 6 y 12 meses de curación

Los quesos de Menorca se caracterizan, también, por su textura cremosa que se consigue gracias al proceso artesanal, el afinado manual de cada pieza y la maduración en una cava situada en la misma isla. En cada finca los Maestros artesanos recogen la leche diariamente de las vacas que pastan al aire libre en un entorno privilegiado de la Isla. Después del proceso de cuajar la leche cruda recién ordeñada se envuelve cada pieza con fogassers, tela de algodón tradicional, para que suelte el suero y, con el lligam se ata la pasta de queso compacto para pasar a prensar y etiquetar cada pieza.

A partir de aquí todos los quesos entran en una misma cava central donde se inicia el proceso de maduración que es de 3, 6 o 12 meses en función de las distintas variedades de queso. Durante todo este tiempo, cada queso se afina diariamente de forma manual con una mezcla de aceite de oliva y pimentón rojo que hace que el queso desarrolle una flora microbiana única y autóctona en su corteza que contribuirá a la formación de los aromas y sabores característicos.

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