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Clara Matías Casacuberta, Business Development Manager de Laborde Marcet, nos explica cómo el sector del retail y el inmobiliario en España continúa atravesando una etapa de transformación profunda, impulsada por el liderazgo femenino en la innovación y la comunicación.
En los últimos años, las principales empresas del sector retail han sabido reconocer el valor del talento femenino, integrándolo en puestos clave. En el caso de Laborde Marcet, es decir, en mi caso, la firme apuesta por el talento femenino ha enriquecido el ambiente laboral, aportando diversidad de perspectivas que mejoran la toma de decisiones y fomentan la innovación.
Los datos publicados este 7 de marzo en el informe Women In Business 2025 elaborado por Grant Thornton reflejan que España se encuentra a la cabeza en Europa en presencia de mujeres en puestos de liderazgo empresarial, reflejando el impacto positivo de las estrategias de igualdad de género. Un 20,3% de las personas reconoce que estas políticas han hecho sus negocios más atractivos para clientes e inversores. En las empresas medianas, el liderazgo femenino es especialmente notable: las mujeres ocupan el 47,6% de las direcciones de RRHH, el 44,6% de las direcciones financieras y el 33,3% de las direcciones de marketing, consolidando así una tendencia hacia una gestión más diversa e inclusiva.
Desde mi experiencia en el sector, puedo afirmar que la inclusión de mujeres en roles estratégicos ha sido un catalizador para enfoques más integrales, rentables e innovadores. La diversidad aporta un valor indiscutible, sumando habilidades clave como la comunicación, la empatía y la colaboración, esenciales para afrontar los desafíos actuales del mercado. En el sector retail, las mujeres no solo representan una parte significativa del poder adquisitivo global, sino que también asumen una elevada carga estética, invirtiendo desde edades tempranas en cosmética, moda y cuidado personal debido a la presión social y los cánones de belleza. Además, suelen tomar muchas de las decisiones de compra en los hogares (se estima que controlan más del 70%). Por consiguiente, nuestra visión ha permitido comprender mejor las necesidades y expectativas del consumidor, traduciéndose en estrategias más efectivas, experiencias de compra más satisfactorias y una mayor atención a los valores éticos y al consumo responsable.
El retail físico ya no es solo un punto de venta sino un lugar donde crear experiencias memorables. Las mujeres, con su alto nivel de exigencia en cuanto a servicio y atención al cliente, impulsan una mejora constante en este ámbito. En esta misma línea, las redes sociales y el marketing de influencers están transformando el retail, aportándole una perspectiva más femenina. No se trata solo de productos o servicios, sino de una nueva forma de conectar con el consumidor a través del storytelling, el empoderamiento y la conexión emocional. En resumen, las mujeres están redefiniendo no solo la forma en que compramos, sino también la manera en que las marcas y empresas deben adaptarse para conectar mejor con sus audiencias.
De cara al futuro, es imprescindible seguir promoviendo la igualdad de oportunidades y la diversidad de género en sectores como el retail, el inmobiliario y cualquier otro ámbito. Esto va más allá de contratar a más mujeres; requiere un cambio estructural en la sociedad, la reconfiguración de nuestro sistema y la implementación de medidas que garanticen su formación, desarrollo y retención. La colaboración entre instituciones educativas, empresas y organismos gubernamentales será clave para construir un entorno empresarial más inclusivo, equitativo y competitivo.
A pesar de los avances, las mujeres aún enfrentamos retos importantes, como poner fin a los estereotipos de género, la corresponsabilidad familiar, la falta de representación femenina en puestos directivos y la brecha salarial, que afecta especialmente a las madres, una situación injustificable en pleno 2025. En mi caso, haber sido deportista de alto nivel, ser madre y desarrollarme profesionalmente me ha demostrado que no solo es posible, sino que potencia exponencialmente habilidades clave. Mi experiencia con la maternidad y la conciliación laboral me hizo replantear el valor del tiempo. Antes de ser madre, una hora me parecía insuficiente para grandes logros; ahora sé que bien aprovechada puede ser sinónimo de máxima productividad. Recientemente leí una frase que lo resume perfectamente: "Dale a una madre un bebé dormido una hora, y hará diez veces más que una persona sin hijos". Y no puedo estar más de acuerdo.
A mi entender, la clave para una mejor conciliación no reside en reducir la jornada laboral, y por ende la retribución salarial, sino en maximizar la calidad del tiempo que dedicamos a nuestras responsabilidades. Esto lo he experimentado en primera persona en grandes multinacionales, donde el valor recaía en cumplir con un número determinado de horas, en lugar de reconocer lo que somos capaces de lograr independientemente del tiempo dedicado. Más allá de la productividad, la maternidad desarrolla competencias esenciales tanto para el mundo empresarial como para la sociedad. La capacidad de gestionar el día a día, priorizar tareas, actuar como mediadoras, coordinar aspectos logísticos y educativos, optimizar recursos, ejercer inteligencia emocional, improvisación y tomar decisiones bajo presión son habilidades que las madres perfeccionan a diario. Este constante ejercicio de multitasking las convierte en un valor diferencial en cualquier entorno, ya sea empresarial o social. Así como el deporte de élite exige disciplina, resiliencia y una mentalidad de superación constante, la maternidad potencia estas cualidades, convirtiéndolas en una ventaja tanto en la vida profesional como personal.
Las competencias de una madre, como el cuidado, la protección, la empatía y la visión a largo plazo no son exclusivas de la maternidad, sino que forman parte de la socialización de muchas mujeres. Históricamente, han sido quienes se encargaban del hogar y del bienestar de los demás en la esfera privada, desarrollando habilidades que hoy resultan esenciales tanto en la gestión empresarial como en la esfera pública. Una dirección con visión de futuro y un liderazgo centrado en las personas son factores determinantes para el éxito de cualquier organización.
Fomentar el liderazgo femenino no es solo una cuestión de equidad, sino una estrategia inteligente para construir empresas más innovadoras, competitivas y humanas, con un impacto positivo, sostenible y necesario para la sociedad.