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Gunter Künstler, actual director de la bodega Künstler, usa todo su conocimiento y legado familiar desde 1969 para hablar sobre los vinos alemanes y el futuro del vino, convencido que éste debe pasar por un enfoque más justo y consciente.
Alemania está predominantemente influenciada por el vino de la uva Riesling. De nuestras 100,000 hectáreas de viñedos, aproximadamente el 25% está dedicado a esta variedad, lo que representa unas 25,000 hectáreas. En nuestra región, el Rheingau, tenemos la mayor densidad de Riesling del mundo, con un 80% del área (3,000 hectáreas) dedicada a esta uva. El Riesling es una variedad que destaca por su frescura e individualidad, y tiene la capacidad de reflejar el terroir de manera muy precisa.
En mi opinión, el Riesling, tanto en el pasado como en el futuro, tiene la oportunidad de conquistar los corazones de los amantes del vino. Tengo aquí una lista antigua de 1896, de Londres, que muestra que algunos de los vinos mejor valorados del mundo en esa época incluían Riesling del Rheingau, específicamente de Hochheim, mi ciudad natal. Creo que esta variedad encaja perfectamente con la cocina española y mediterránea en general, ya que es un vino ligero en alcohol pero con gran intensidad. Además, el Riesling tiene un carácter estimulante que te despierta de manera positiva, sin ponerte nervioso, y genera una buena "presencia" en la mesa, ya que siempre invita a llevar el vaso hacia ti en lugar de apartarlo.
Por otro lado, en Alemania también cultivamos Pinot Noir (Pinot Nero), principalmente como vino tinto. Esta variedad tiene una larga historia, quizá incluso más antigua que la del Riesling, con su primera mención en Alemania en 1288, mientras que la del Riesling fue en 1435. El Pinot Noir es una uva que, al igual que el Riesling, destaca por su gran finura, aunque en versión tinta. Se caracteriza por sus aromas a cereza y su color más claro, ya que genéticamente no es tan fuerte como un Tempranillo o un Cabernet Sauvignon. Sin embargo, en las regiones del norte de Alemania, el fruto se ha vuelto más maduro y los taninos mucho más suaves que antes. Creo que esta variedad también puede maridar muy bien con platos mediterráneos.
En resumen, para quienes están abiertos a nuevas experiencias, tanto el Riesling como el Pinot Noir alemanes tienen un gran futuro en España, siempre y cuando cumplan con los estándares internacionales de calidad.
Creo que los últimos años han demostrado que el consumidor español cada vez está más interesado en explorar y descubrir vinos fuera de sus fronteras. Llevamos casi cinco años trabajando con Primeras Marcas, y sinceramente no esperaba que los vinos alemanes se vendieran tan bien en España. A nivel mundial, tenemos unas 8 millones de hectáreas de viñedos, de las cuales 4.3 millones están en el hemisferio norte, 3.7 millones en el hemisferio sur, y 1 millón está plantado en España. Esto convierte a España en el país con mayor superficie de cultivo de vid del mundo.
Sin embargo, me sorprendió descubrir que, a pesar de esta vasta tradición vitivinícola, los españoles están muy abiertos a probar vinos de gran calidad, y nosotros nos enfocamos precisamente en eso: calidad. Reducimos nuestros rendimientos porque no buscamos simplemente producir vino como un producto más para vender. Para nosotros, el vino es una filosofía, es pasión, es herencia. Nuestra bodega es un negocio familiar que existe desde 1649, lo que significa que esto va mucho más allá de vender una botella de vino; es parte de nuestra esencia y alma.
Hoy en día, Primeras Marcas está haciendo un trabajo excepcional para nosotros, ya que representan bodegas familiares, lo que nos ha ayudado mucho a ganar presencia en restaurantes de alto nivel en España. Los españoles están abiertos a nuevos sabores, al igual que los alemanes, donde hay una gran oferta de vinos españoles. Creo que esto es una señal muy positiva para la comunidad europea.
En cuanto al crecimiento sostenible y las expectativas de los consumidores, es crucial entender qué significa realmente el "crecimiento orgánico" y qué representan certificaciones como Fair & Green o Fair Choice. Cuando hablamos de crecimiento orgánico, nos referimos principalmente a cómo gestionamos las plagas que afectan nuestros viñedos, especialmente el mildiu velloso y el oídio. Estas enfermedades llegaron a Europa en el siglo XIX y, desde entonces, han requerido un control constante. Tradicionalmente, el cobre se ha utilizado contra el mildiu velloso y el azufre contra el oídio. Aunque estos elementos están permitidos en la agricultura ecológica, no me parece que sea lo más justo para el consumidor.
El cobre, por ejemplo, es un metal pesado, y si preguntas a alguien en la calle qué piensa sobre metales pesados en los alimentos o bebidas, lo más probable es que no lo consideren una buena idea. Además, el cobre tiene el inconveniente de que se lava fácilmente de las hojas, lo que obliga a aplicarlo nuevamente cada ocho días. Esto no solo aumenta el uso de productos químicos, sino también la contaminación del aire debido a las constantes fumigaciones. ¿Es realmente ecológico? Desde mi punto de vista, no lo es.
En cambio, nosotros utilizamos ácido fosfórico para combatir el mildiu. A diferencia del cobre, este se absorbe a través de las hojas y se distribuye por toda la planta, lo que significa que protege de manera más eficiente. Además, requiere menos aplicaciones, lo que reduce tanto el uso de químicos como la contaminación del aire y el consumo de gasolina.
La sostenibilidad no se limita al viñedo. También se extiende a cómo manejamos nuestras bodegas y tratamos a nuestros empleados. Fair & Green no solo mide nuestras prácticas en el campo, sino también en la bodega. No usamos enzimas ni herbicidas, y evitamos productos como Roundup o cualquier producto de Monsanto, que están completamente prohibidos en nuestro enfoque de producción ecológica.
Otro pilar importante de la sostenibilidad es cómo tratamos a nuestro equipo. Para obtener la certificación, debemos cumplir con estrictos estándares que incluyen ofrecer seguros a nuestros empleados, tanto durante el trabajo como en su trayecto diario. Incluso otorgamos clases de conducción para motos o cursos de formación sobre fumigación. Todo esto nos permite ganar puntos dentro del sistema de evaluación.
Finalmente, también es clave cómo gestionamos los recursos naturales. Por ejemplo, instalamos paneles solares para aprovechar la energía solar en las instalaciones, y recolectamos agua de lluvia en grandes tanques, lo que nos permite irrigar nuestras plantas jóvenes y usar el agua para la fumigación. Este enfoque reduce significativamente nuestro consumo de agua y nos otorga más puntos en términos de sostenibilidad.
En resumen, creo que el futuro del vino debe pasar por un enfoque más justo y consciente. Es fundamental que los consumidores entiendan realmente qué implica el término "orgánico" y lo que hay detrás de esa etiqueta. La sostenibilidad no debe centrarse solo en un aspecto, sino en un enfoque integral que abarque tanto el respeto por la tierra como por las personas que trabajan en ella. Solo así lograremos un crecimiento auténticamente sostenible.
En cuanto al desarrollo del mundo del vino y la posición de España en este campo, me resulta interesante cómo el consumo de alcohol ha evolucionado en la comunidad europea. Mientras que en algunos países como Países Bajos y Alemania se ha legalizado el uso de pequeñas cantidades de cannabis, seguimos hablando de alcohol en moderación.
La moderación, como lo han demostrado varios estudios, entre ellos uno de la Universidad de Mainz en Alemania, es clave. En este estudio, realizado a largo plazo, dividieron a los participantes en tres grupos: aquellos que no consumían alcohol, los que bebían vino de manera moderada —1,2 litros al día para mujeres y 1,3 a 1,4 litros para hombres— y aquellos que bebían más de esas cantidades. Tras 15 años, los resultados mostraron que el consumo moderado de vino fue el más beneficioso para la salud. No se trata solo de vender vino, sino de los efectos positivos que puede tener, gracias a los minerales y componentes que combaten problemas como los accidentes cerebrovasculares.
Lo curioso es que, mientras algunos países como Francia están adoptando con entusiasmo el consumo de cerveza, los grandes vinos del mundo, como Romanée-Conti, Vega Sicilia o Screaming Eagle de Napa Valley, siguen siendo altamente valorados. Esto demuestra que la calidad sigue siendo fundamental, y debemos hacer entender a los consumidores que la calidad tiene un precio. No es realista esperar que una botella de vino de alta calidad cueste 10 euros. Evitar herbicidas y trabajar de manera sostenible es costoso, pero el producto final es mucho mejor.
Desde 2016, todos nuestros vinos son veganos, sin aditivos, excepto por un poco de bentonita para clarificar los vinos blancos y algo de azufre. Además, no usamos herbicidas en los viñedos, lo que nos deja una sensación de estar haciendo lo correcto por el medio ambiente. La viticultura también tiene un impacto positivo en el paisaje, ya que los viñedos tienen una capacidad de conversión de CO2 incluso mayor que los árboles. Esto también es algo que debemos tener en cuenta en la lucha contra el cambio climático.
En Alemania, estamos reduciendo los rendimientos y priorizando la calidad. Sin embargo, también es importante que el vino siga siendo accesible para todos. El vino tiene un aspecto social y político. Si la gente está feliz, hay menos crisis y menos conflictos. Siempre digo: tenemos agua, vino, whisky, vodka... pero creo que el vino, en comparación con otros alcoholes, es mucho más pacífico. El vino tiene la capacidad de reunir a las personas, hacerlas más felices y creativas.
En los festivales de vino que se celebran a lo largo del río Rin, por ejemplo, se ve muy poca presencia policial en comparación con las regiones del norte de Alemania, donde predominan el consumo de cerveza y licores, que tienden a generar un ambiente más agresivo. Creo firmemente que, si más personas bebieran vino, el mundo sería un lugar más pacífico.
Weingut Künstler - Bodega Künstler
Producción anual: 350 000 litros
50,5 hectáreas de viñedos :
Vinos blancos : 79 % Riesling / 2,7 % Chardonnay / 1,6 % Sauvignon blanc /0,4% Grüner Veltiner / 1,1% Alvarinho
Vinos tintos: 14,8 % Spätburgunder / 0,4% Merlot
Clasificaciones de las guías de vinos:
Eichelmann 2020 : 4 estrellas
Falstaff 2020 : 5 estrellas
Vinum 2019 : 4 Estrellas
Gault&Millau 2019 : 4 Uvas negras
Eichelmann 2019 : 4 Estrellas
Sobre Gunter Künstler:
1982: Con 19 años, Gunter Künstler se encarga de llevar su primera cosecha hasta el embotellado.
1988: Obtiene su título en Geisenheim y asume la responsabilidad de la bodega de la finca de sus padres.
1992: Asume el control de la finca vinícola y continúa el legado de su padre junto a su esposa Monika y un equipo joven y muy entregado. Año tras año, premios y galardones nacionales e internacionales avalan el estatus de la finca como una de las mejores de Alemania y del mundo.
1994: Admisión de Künstler como miembro del VDP (“Verband Deutscher Prädikatsweingüter”) - Asociación Alemana de Explotaciones Vinícolas con Calificación
1996: Trasladó a "Aschrott´sches Weingut" : Durante muchos años, la finca vitícola de Künstler estuvo ubicada en la residencia privada de la familia Künstler. En 1996, Gunter Künstler tuvo la oportunidad de adquirir la antigua finca vinícola "Aschrott". La compra incluía varios preciados viñedos de Hochheim, lo que le ayudó a establecer la masa crítica que necesitaba para convertirse en una finca de notable tamaño y calidad.
2001: Premios de Wein Plus - 100 puntos
2006: Traslado a "Sektkellerei Burgeff: En verano de 2006, se trasladan del centro tradicional de Hochheim a las afueras de la ciudad. su nuevo local: las bodegas de sekt Burgeff, que datan de 1837
2016: Afiliación a Fair and Green La sostenibilidad es muy importante para Künstler, por eso dejaron de utilizar herbicidas desde 1992. También por eso son miembros de Fair and Green. Un sistema sostenible para la viticultura convencional y ecológica
