Empresas Premium
Abordamos un tema de plena actualidad y que se pregunta el consumidor: cómo no bajan los precios del aceite de oliva en tienda cuando ya lo hacen en origen. Fernando Vázquez, socio consultor y co-area developer de ERA Group España, nos da alguno de los factores a tener en cuenta.
El precio del aceite de oliva continúa al alza, a pesar de que en las últimas 12 semanas ha bajado en origen. Según Facua, el denominado “oro líquido” ha alcanzado los 13,45 euros en abril, lo que supone un aumento del 4,1% en los supermercados respecto a principios de año, a pesar de que en origen cuesta 1,21 euros menos respecto a enero.
El aceite de oliva, considerado como un producto básico de nuestra dieta mediterránea, está sufriendo una de las peores crisis en las últimas décadas. De hecho, encabeza la lista de subidas interanuales en los alimentos con un incremento del 69,1%. La cesta de la compra se ha elevado considerablemente en los últimos años y, en este sentido, surge la gran pregunta: ¿por qué sigue aumentando el precio del aceite de oliva en los supermercados si ha disminuido en origen?
Esta situación refleja la importancia de analizar la cadena de suministro del aceite de oliva para entender los factores que influyen en el encarecimiento del producto. En primer lugar, es fundamental comprender que la repercusión de la bajada en origen no se ve reflejada de forma inmediata en el precio final.
La inflación y la volatilidad del mercado son importantes, sin embargo, también debemos tener en cuenta la oferta y la demanda. En la actualidad, estamos ante una creciente inquietud por la escasez en la agricultura, que plantea una amenaza para la estabilidad de la cadena de suministro. Los conflictos políticos o el cambio climático, con condiciones desfavorables como sequías prolongadas e inundaciones devastadoras, han afectado la capacidad de los agricultores para producir, lo que, a su vez, eleva los precios.
En este contexto, la gestión de costes se vuelve más crucial que nunca. Las empresas deben tomar medidas para mitigar el impacto de estos incrementos en los precios, lo que implica una revisión exhaustiva de los procesos internos e identificar áreas donde se puedan hacer mejoras.
La diversificación de proveedores es importante para disminuir riesgos, mejorar la agilidad empresarial y mantener la competitividad en un entorno cambiante. Depender únicamente de un proveedor para el suministro de aceite puede exponer a las empresas a un mayor riesgo de fluctuaciones en los precios. Por ello, buscar fuentes alternativas, diversificar geográficamente o incluso considerar opciones de producción interna puede ayudar a reducirlo.
Si bien el aumento de precios del aceite supone un gran desafío, también brinda oportunidades para mejorar la eficiencia y la capacidad operativa. Aminorar el impacto de la escasez de lluvias y asegurar una cadena de suministro sostenible implica no solo abordar la producción de alimentos, sino también reconsiderar cómo los consumimos y distribuimos. Aquellas empresas que adopten un enfoque proactivo hacia la optimización de costes estarán mejor posicionadas para enfrentar estos desafíos y prosperar en un entorno comercial cada vez más complejo.