Empresas Premium
Mucho se habla estos días del incremento del precio del aceite de oliva pero no podemos dejar de lado sus innegables efectos positivos sobre la salud. Unos beneficios avalados por numerosos estudios científicos.
El aceite de oliva es fuente de nutrientes claves para el buen funcionamiento de nuestro organismo. Diversos estudios científicos aportan cada vez más pruebas de las propiedades beneficiosas del aceite de oliva para nuestra salud. En este artículo vamos a desgranar cómo este alimento milenario ayuda a prevenir patologías y a ralentizar el envejecimiento gracias a sus antioxidantes.
Tal y como recoge la web de la FEC (Fundación Española del Corazón), gracias a su alto contenido en ácidos grasos monoinsaturados (ácido oleico) y poliinsaturados (ácido linoleico), el aceite de oliva aporta importantes beneficios:
El Consejo Oleícola Internacional recuerda que las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte en el mundo industrializado. Numerosos estudios han documentado que la arteriosclerosis está estrechamente relacionada con los hábitos alimentarios, el estilo de vida y algunos aspectos del desarrollo económico. Los factores más importantes son el colesterol alto en sangre, la hipertensión, la diabetes y el tabaquismo.
Se ha demostrado que el aceite de oliva tiene un efecto en la prevención de la aparición de coágulos de sangre y la agregación de plaquetas. Al evitar una coagulación sanguínea excesiva, las dietas ricas en aceite de oliva pueden atenuar el efecto que tienen los alimentos grasos en la formación de coágulos sanguíneos. Contribuye, por tanto, a la baja incidencia de insuficiencia cardíaca en los países en los que la principal grasa que se consume es el aceite de oliva.
El aceite de oliva retiene una gran cantidad de sustancias, antioxidantes y vitaminas que le dan un valor nutritivo añadido. Probablemente la explicación de este alto contenido de antioxidantes es que, debido a que la aceituna es una fruta que está expuesta al aire, tiene que protegerse del oxígeno. Para ello, sintetiza una mayor cantidad de antioxidantes, que pasan al aceite.
La vitamina E (alfa-tocoferol), los carotenoides y los compuestos fenólicos (fenoles simples como el hidroxitirosol y complejos como la oleuropeína) son todos antioxidantes cuya actividad se ha demostrado in vitro y recientemente in vivo. Se han observado sus cualidades para prevenir ciertas enfermedades y también el envejecimiento.
El Consejo Oleícola Internacional matiza que el contenido fenólico de los aceites de oliva varía según las condiciones climáticas de la zona de producción, el momento de la cosecha y el grado de madurez de las aceitunas.
Por último, desde esta misma entidad subrayan que el aceite de oliva virgen extra, es decir, el aceite de oliva que no está refinado ni tratado de manera industrial, es particularmente rico en estas sustancias y tiene un fuerte efecto antioxidante. Protege contra los efectos perjudiciales de los radicales libres (actividad depuradora) y contra la aparición de cáncer.