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En este articulo de Retail Actual hablamos sobre los desafios de la logística de la última milla. Por Matthieu Gonnet,General Manager España y Portugal, Stuart.
El transporte de última milla todavía sigue avanzando hoy impulsado por la inercia que se derivó del extraordinario auge que, para el retail online, supuso la irrupción de la pandemia. Una palanca que aceleró exponencialmente los cambios en los hábitos de compra y consumo de la población; que ya se venían experimentando y que, a la postre, ha redundado en el replanteamiento del desarrollo urbano de unas ciudades y poblaciones.
Y es que es innegable que estamos entrando en una nueva era para la logística, que está experimentando una profunda transformación a todos los niveles. Un proceso de acelerada evolución que se antojaba impensable hace solo diez años.
La cuestión es que esa inercia no pierde velocidad, ya que se espera que el número de transacciones de comercio electrónico en 2024 sea cinco veces mayor que en 2014, alcanzando el 22% de todas las transacciones minoristas a nivel mundial. Este crecimiento conllevará un natural aumento en el número de vehículos de reparto. La presencia de éstos crecerá en las calles de las 100 ciudades más importantes del mundo en un 36% hasta 2030. De ahí que las grandes urbes ya estén en proceso de armonizar este crecimiento, para normalizarlo en el día a día de sus flujos circulatorios.
Lo dicho, una nueva era que, como tal, conlleva nuevos desafíos.
De entrada, el primer desafío es plantear un contexto de crecimiento sin dejar de contar con los aspectos medioambientales que impactan en la actividad del transporte de última milla. ¿Cómo aumentar la actividad impactando cada vez menos?
Como parte del cada vez más complejo universo del retail digital, es ante todo una cuestión de responsabilidad y compromiso por parte de los operadores. Y debemos usar todos los recursos y know how del que disponemos para que nuestra operativa tenga un impacto social y económico positivo sobre nuestro entorno.
La respuesta se halla en un importante aliado: la IA o Inteligencia Artificial. La principal aportación que ésta está ya realizando al sector logístico es agilizar y optimizar la planificación de todo tipo de envíos facilitando la toma de decisiones, a partir de los volúmenes a gestionar, qué plataformas, rutas y personal hay que dedicar a los traslados. Eso redunda en la progresiva optimización de la eficiencia.
El del transporte neutro en carbono es otro eje vital en la lucha contra el impacto medioambiental de la actividad del delivery. Pero no hablamos aquí sólo del tipo de vehículos, sino de la gestión de la flota. Y ahí entra, nuevamente la IA para ayudarnos a disponer de franjas horarias programadas que posibiliten optimizar rutas agrupando más de un pedido, elegir un mensajero según la distancia y el tipo de transporte más adecuado.
Otro desafío es el de las distancias y los tiempos de entrega, en un contexto de consumidores cada vez más exigentes donde tiene ventaja quien más eficiente sea en sus entregas, ayudando a la vez, a armonizar la actividad de aquellos comercios que sirven tanto in situ como a distancia, como es el caso de tantos operadores del food delivery (bares, restaurantes, etc.).
Se trata de satisfacer ambos, acercando los centros de distribución al lugar donde el minorista sirve a su público, desarrollando herramientas precisas e intuitivas para facilitar los procesos de entrega y estableciendo rutas actualizadas en tiempo real para acelerar los procesos de entrega.
Y, conforme las previsiones realizadas sean más inteligentes y anticipadas, será posible continuar mejorando el aprovechamiento de la flota de vehículos y de los repartidores en esta área.
La pregunta surge natural: ¿alguien podía imaginarse, hace sólo una década, el estado de progreso del sector de la logística de última milla?
Y, sobre todo, y al paso que vamos, la siguiente pregunta también se hace inevitable: ¿somos capaces siquiera de imaginar cómo será la logística de última milla y su impacto en el entorno social, urbano y económico, dentro de una década?
Yo creo que debemos ser osados e imaginar sin límites, porque ya estamos inmersos en una nueva era de nuestro sector. Y las posibilidades son casi infinitas.