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Miguel Ángel Piqueras García, Director del Grado en Ingeniería en Organización Industrial de VIU - Universidad Internacional de Valencia, reflexiona sobre las causas y efectos de la huelga de transportistas, convocada para días antes de Navidad.
La realidad es que el sector del transporte de mercancías arrastra en España desde hace años deficiencias estructurales, las cuales han sido motivo de quejas continuas por parte de la patronal, organizaciones empresariales y asociaciones, dirigidas tanto hacia la administración pública como hacia los clientes que contratan servicios de transporte.
Dada la situación actual de carencia de incentivos que atraigan mano de obra al transporte por carretera, el sector ha ido experimentado un déficit cada vez mayor en el número de conductores, y se estima que en este momento en España se precisa de unos 15000 profesionales adicionales para satisfacer las necesidades de personal cualificado para la conducción de camiones. Ante la coyuntura internacional, y dada la gran actividad comercial típica de las fechas para las que se anuncia la parada, gran parte de la estructura logística de la cadena de suministro verá intensificados a escala nacional los efectos adversos que ya venía sufriendo en las últimas semanas a nivel global, debido a estos últimos a desequilibrios entre el ritmo de obtención de materias primas, producción de componentes para la industria y productos elaborados, y el nivel de demanda, desequilibrios provocados en buena medida por la pandemia.
En cualquier caso, tenga lugar o no la huelga que se anuncia, es preciso tomar medidas serias desde instituciones nacionales y europeas que, conscientes de la gravedad del problema, encuentren soluciones a medio plazo para los problemas estructurales que aquejan al sector, implantando un modelo sostenible desde los puntos de vista económico y ambiental. Lo anterior redundará a su vez en una mejora de las condiciones laborales y un mayor reconocimiento y dignificación del trabajo de los conductores profesionales, quienes cada día prestan un servicio de vital importancia a nuestra sociedad y economía.
Dentro del conjunto de las reivindicaciones, los problemas que el sector considera más acuciantes atañen, por un lado, a los elevados costes que enfrentan las empresas de transporte (que repercuten a su vez en los salarios de los empleados) y los trabajadores autónomos, y por otro, a las condiciones de trabajo de los conductores, que se han degradado en los últimos tiempos, más si cabe a raíz de las duras condiciones de trabajo que pusieron a prueba la capacidad de aguante del sector con la irrupción de la pandemia de Covid-19.
En concreto, el sector de transporte de mercancías por carretera pide la no implantación de la denominada euroviñeta (pago por el uso de autovías), la prohibición de llevar a cabo tareas de carga y descarga por parte de los conductores, la consideración de los incrementos del precio de combustible en los costes de transporte (actualización de precios en contratos), y el acondicionamiento de las áreas de servicio en carretera para hacerlas más seguras, vigiladas y cómodas.