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Tomás Guerrero, Director del Halal Trade and Marketing Centre y Exdirector de la Oficina de Madrid del Instituto Halal, reflexiona sobre los retos y oportunidades de la alimentación halal en España.
La demanda de alimentos Halal no ha dejado de crecer. En 2018, la población musulmana, unas 1.600 millones de personas en todo el mundo, o lo que es lo mismo, el 25% de la población mundial, gastó 1,3 billones de dólares en alimentación y bebidas. De éstos, 1 billón fue destinado a consumir alimentos Halal. Se espera que el gasto en alimentos Halal crezca hasta los 1,9 billones de dólares en 2024 y represente por entonces un 18,7% aproximadamente del gasto mundial en alimentación y bebidas.
Los musulmanes no son los únicos que demandan y consumen este tipo de alimentos. En los últimos años, estos productos han despertado el apetito de consumidores no musulmanes, de segmentos como el bio o el healthy, que ven en la certificación Halal un sello de calidad, Una garantía que les posibilita consumir alimentos que no contienen sustancias que entienden perniciosas para su salud. Para todos ellos, Halal ha rebasado las connotaciones religiosas del término y, al igual que en el caso de los musulmanes, tiene una consideración que comprende todo aquello que es beneficioso y saludable para el ser humano.
En nuestro país, en donde habitan dos millones de musulmanes y pasan cada año sus vacaciones otros tantos, el despegue de este mercado no ha pasado desapercibido. El incremento del poder adquisitivo de los 1.600 millones de musulmanes que existen en nuestro planeta, fruto del crecimiento económico que están experimentando los países de mayoría musulmana, ha suscitado el interés de las empresas españolas por este segmento de mercado. En la actualidad, hay más de 700 empresas certificadas Halal en España, la inmensa mayoría de ellas con el Instituto Halal.
Cabe señalar que el 95% pertenece al sector de la alimentación, en su caso utiliza la certificación para exportar a países de mayoría musulmana, en donde la certificación es condición sine qua non para poder introducir y comercializar con normalidad este tipo de productos.
A pesar de ello, y aunque cada vez son más las que se atreven a dar el paso, la inmensa mayoría de las empresas certificadas no comercializan sus productos en España. La ausencia de alternativas a las carnicerías y tiendas de proximidad regentadas por musulmanes les lleva en muchas ocasiones a desechar esta posibilidad. Prefieren centrarse en la exportación. No están dispuestas a comercializar sus productos en establecimientos low profile que puedan contribuir al deterioro de sus marcas y en donde sus productos compitan/compartan lineal con productos de baja calidad importados de países de mayoría musulmana.
Continúa leyendo este artículo que ha aparecido en el número 41 de Retail Actual. Recordamos que todas las publicaciones están ahora en abierto para nuestros lectores mientras duren las medidas tomadas por el Gobierno con el decreto de Estado de Alarma.